Todas estas medidas que se están implantando para intentar frenar la propagación del coronavirus y los muertos que provoca la enfermedad suponen un nuevo confinamiento. Estas nuevas restricciones nos deja de nuevo aislados, ni siquiera será fácil hacer deporte. Todos estamos ya un tanto hartos, pero especialmente los adolescentes. Los más jóvenes empiezan a estar más que aburridos de la pandemia y, a estas alturas, están entre los que peor llevan las consecuencias de las restricciones y del aislamiento social.
Los jóvenes llegan a esa edad en la que comienzan a sentir la libertad. Esa fase de su vida en la que disfrutan de su tiempo libre con sus amigos y que, de pronto, se han visto prisioneros de la pandemia. La vida social se ha cortado y la búsqueda de una identidad propia se ha visto restringida.
Los expertos afirman que "la identidad la encuentran con su grupo de iguales" y el no poder sociabilizarse debido a las restricciones que se están implantando sumerge a los adolescentes en problemas psicológicos.
Los psicólogos comentan que han observado un aumento de casos de adolescentes de entre 15 y 17 años con problemas de ansiedad que acuden a sus consultas. Los síntomas que sufren los más jóvenes son: el agotamiento metal, están más deprimidos, desmotivados y provoca problemas en la convivencia en casa.
Una frustración que conlleva a la rebelión como se ha podido observar en las últimas semanas. Santiago Diéguez, médico del Hospital de Vinalopó, comenta que cierta población es ajena a esta realidad y desemboca en la celebración de fiestas ilegales y de botellones.
Los más jóvenes ven esta realidad ante la que no ven salida. Son momentos en los que se trabaja la autocompasión y en la que los expertos destacan y recuerdan que son momentos en los que todos tenemos derecho a sentirnos mal. Además, animan a pensar que todo llegará.