¡Ya está aquí la primavera! 6 cosas a mirarte para averiguar si eres meteorosensible

Cristina Abel 24/03/2018 09:04

Biometeorología: Atmósfera y seres vivos

Los fenómenos meteorológicos afectan al ser humano. Cientos de estudios científicos avalan la enorme sensibilidad de una parte de la población al tiempo y de estas cuestiones llevan ocupándose desde hace años geógrafos, meteorólogos, biólogos, médicos, antropólogos, economistas, psiquiatras y psicólogos. Pese a que las cifras no están del todo testadas, se cree que entre un 30-40% de la población es meteorosensible, y muchos de ellos colaboran con distintas instituciones para establecer cómo las variaciones de la meteorología afectan a su organismo.

"La biometeorología es una disciplina científica que estudia la interacción entre la atmósfera y los procesos atmosféricos y los seres vivos (plantas, animales y humanos)”, nos comenta Pablo Fernández-Arroyabe, director del Grupo de Investigación de Geobiomet y presidente de la Sociedad Internacional de Biometeorología. "Hay un porcentaje de la población que se ve afectado por los cambios del tiempo y por variables atmosféricas. El gran reto es definir cómo somos de vulnerables a cada cambio atmosférico”, añade.

¿Qué son las meteoropatías?

Las meteoropatías son cualquier trastorno psicoórganico relacionado con los fenómenos meteorológicos. "Las variaciones meteorológicas bruscas (como las que suelen producirse en los cambios de estación) se han relacionado repetidamente con dolores reumáticos, alteraciones neurológicas, crisis hipertensivas, dolores anginosos, agudización de la insuficiencia respiratoria en los pacientes con una enfermedad obstructiva crónica (EPOC), agudización grave del asma y variaciones de la glucemia, entre otros procesos”, según detalla el profesor Pedro A. Martínez-Carpio en su estudio Biometeorología y Bioclimatología Clínica: fundamentos, aplicaciones clínicas y estado actual de estas ciencias.

La sensibilidad a lo meteo desde la Psiquiatría

Para el doctor Antoni Bulbena, psiquiatra, catedrático y director del departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB y director de Docencia e Investigación del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones (INAD), la primavera es una época de mayor inestabilidad, aunque sigue siendo el otoño la estación en la que más personas padecen una descompensación en su estado de ánimo. “Curiosamente la frase, ‘La primavera la sangre altera’, coincide con la explosión de las gramíneas y la parietarias (más reacciones alérgicas) con un aumento de la luminosidad y los fenómenos biometeorológicos y es cierto que hay más desequilibrio en general”, afirma el doctor.

Los ansiosos, los más meteorosensibles

"Las personas que padecen ansiedad padecen más ataques los días con vientos calientes. Estudiamos ese fenómeno durante un año y vimos que, por lo menos en Barcelona (hay variaciones dependiendo del lugar), aquellas jornadas en las que el viento caliente era una constante (el poniente, en el caso de la Ciudad Condal) y precedía a la lluvia, las personas diagnosticadas con esta dolencia tenían un mayor riesgo de padecer más brotes, de hecho hubo más ingresos en urgencias”.

Mayor luminosidad afecta a los bipolares

“El tema de la luz también es importante y está demostrado con bastantes estudios. Se sabe que cuando aumenta mucho la luminosidad los individuos con trastorno bipolar se muestran más eufóricos. En terapéutica se utilizan unas gafas especiales para que esos pacientes no se expongan a ese exceso de luz”.

Terapia de luz para la depresión del invierno

“Justo su opuesto provoca el efecto contrario, de modo que es habitual que muchas personas son sensibles a esa falta de luz y desde nuestras consultas se les aconseja que hagan terapia lumínica por las mañanas y es muy sorprendente cómo mejoran su estado anímico y de vigilia. Este tratamiento reduce lo que se conoce como la depresión del invierno, que aumenta el apetitito por carbohidratos y conlleva una mayor letargia”.

Mayor irritabilidad y cansancio con vientos racheados

“En cada zona de la costa hay un viento distinto, que afecta de diferente manera a las personas, pero que suele generar más incomodidad y cierta agresividad. No se puede generalizar y habría que hacer una clasificación por tipos de viento según la temperatura, procedencia…, pero, hasta donde sabemos los que hemos estudiado la meteorosensibilidad, se produce un fenómeno parecido al que acontece con la tramontana en Cataluña. Un viento racheado que, pese a no ser tan malo como el poniente (caliente y lento), irrita y estimula. Además, si se prolonga durante varios días provoca cansancio”.

La niebla crispa el ánimo

"Junto al viento, la niebla es el fenómeno meteorológico que peor sienta a las personas, basándonos en encuestas. Recientemente hemos realizado un estudio en las islas Baleares y, probablemente, se deba a que coincide con la falta de luz y con el momento previo a las precipitaciones. Hay lugares, como Lérida, donde hay una niebla mucho más intensa que hace que las personas se manifiesten más incómodas porque se restringe su visibilidad”.

Nos volvemos más agresivos con las olas de calor

“Hace mucho se publicó en Nature que los conflictos interhumanos, a nivel individual o grupal, aumentaban considerablemente en las olas de calor. Es un aspecto muy interesante que tuve la oportunidad de estudiar y analizar en el golpe de calor que padeció Barcelona (también en el resto de la Península) en el año 2003 y pude constatar más casos de agresividad. Si el cambio climático nos somete a una mayor temperatura, la probabilidad de conflicto también aumenta”.