Estos serán los pólenes más frecuentes en Canarias tras la sequía esta primavera
En las islas Canarias, los pólenes más frecuentes esta primavera son la artemisia, las gramíneas y la parietaria
Los pólenes en las Canarias son diferentes al resto de España por las condiciones geográficas y climáticas diferentes de las islas
¿Cuáles son las alergias más comunes en España?
Con la llegada de la primavera, las concentraciones de pólenes repuntan en España, con diferentes tipos según la geografía y el clima de cada región. En las islas Canarias, los más frecuentes este año son la artemisia, las gramíneas y la parietaria, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Por el contrario, en el resto del país se está dando un aumento de las cupresáceas, los cipreses y las arizónicas.
Más de ocho millones de personas en España son alérgicas al polen, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria.
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Existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno, como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad, y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera.
Gracias a la recopilación de los datos de las 62 estaciones aerobiológicas del Comité de Aerobiología de la SEAIC, junto con los factores climatológicos proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y con la colaboración del Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La Mancha, se ha elaborado un mapa de gravedad para los alérgicos en diferentes zonas de España.
Los alérgicos al polen tendrán una primavera leve en Canarias
Según la doctora Paloma Poza Guedes, alergóloga del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y vocal de la junta directiva de SEAIC, "se estima que este año la primavera en Canarias cursará con niveles gramíneas inferiores a 300 granos por metro cúbico”, dice en un comunicado.
"La gran variabilidad geográfica de Canarias influye en la flora, lo cual repercute directamente en el tipo de pólenes que son más frecuentes en cada zona, ofreciendo diferencias no solo según la isla, sino incluso según la vertiente y orientación de cada una", señala.
La sequía del otoño e invierno significa menos polen
Este año, debido a la falta de lluvias en el otoño y en el invierno, se prevé que esta primavera cuente con unos niveles de pólenes más bajos de lo habitual de forma general, lo que contribuirá a una disminución de los síntomas alérgicos en los pacientes con respecto a otros años.
Sin embargo, Poza recuerda que "en algunos casos existen pólenes que localmente pueden llegar a ser más elevados de lo esperado", por lo que recomienda a los pacientes que consulten de forma individualizada a su alergólogo.
Las enfermedades alérgicas por pólenes han aumentado por la contaminación
El cambio climático es una realidad que en la actualidad ya no parece cuestionable y uno de sus múltiples efectos es el aumento de las enfermedades alérgicas por pólenes debido a tres circunstancias: el aumento en la concentración, un mayor tiempo de exposición y, por último, una mayor agresividad de estos, comentan desde el HUC.
El aumento de la temperatura ocasionado por el cambio climático junto con los gases de efecto invernadero como el CO2, se ha podido comprobar que actúan como fertilizante de las plantas contribuyendo al aumento en la producción de pólenes.
Además, los contaminantes químicos alteran la estructura del polen haciendo que este genere proteínas denominadas de 'stress' como mecanismo de defensa, y como consecuencia, aumenta la agresividad de los pólenes.
Estas proteínas de estrés incrementan la agresividad del polen en las ciudades y en poblaciones que viven cerca de autopistas en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación.
Por este motivo, en las ciudades se observa que se producen más casos de alergia a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo.
Los altos niveles de contaminación de las ciudades favorecen el fenómeno de inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera, lo que incrementa el tiempo de exposición a ellos de la población urbana.
Apenas llovió en todo el otoño e invierno en España
Este invierno ha sido el segundo más seco en España en los últimos 60 años -solo después del invierno de 2012- y se registraron solo 98 litros.
Además, fue precedido de un otoño también seco y se ha demostrado que existe una relación directa entre las concentraciones de pólenes durante la primavera con factores meteorológicos como la lluvia y la temperatura de los meses previos de otoño e invierno.
La lluvia afecta a las concentraciones de pólenes de dos formas: una de ellas beneficiosa para los alérgicos y otra perjudicial.
A corto plazo la lluvia humedece los pólenes que hay flotando en la atmósfera, aumentando su peso y favoreciendo su depósito en el suelo impidiendo que puedan penetrar en las vías respiratorias, lo cual disminuye los síntomas de los pacientes alérgicos cuando esté lloviendo.
Así, se produce por tanto un descenso brusco en ese momento del nivel de pólenes aerovagantes que mejora la exposición de los pacientes y por tanto los síntomas.
No obstante, a largo plazo, las precipitaciones favorecen el crecimiento de todas las plantas, especialmente de las gramíneas, lo que contribuye a un mayor desarrollo y a un aumento en la producción de pólenes de gramíneas en las siguientes semana o meses, y en el momento de la floración se van a dispersar por la atmósfera, y como consecuencia, los alérgicos van a experimentar un aumento de sus síntomas con posterioridad.
Las lluvias favorecerán la aparición de gramíneas en otras zonas de España
En este sentido, este año la falta de lluvias y las temperaturas elevadas en el invierno han favorecido la presencia de forma mantenida en la atmósfera de los pólenes más precoces como las cupresáceas, cipreses y arizónicas, con niveles muy elevados en muchas ciudades de España, como por ejemplo Madrid, Granada, Jaén, Córdoba, Talavera de la Reina o Toledo.
Sin embargo, la aparición de lluvias en los siguientes meses ha favorecido el crecimiento de gramíneas, cuyos niveles dependerán de la frecuencia con se mantengan durante la primavera.