Cinco consejos para proteger tu piel del bajón de temperaturas que está a punto de llegar
eltiempohoy.es
06/10/201812:15 h.Descamación, cuperosis, eccemas, arrugas…, el frío puede hacer estragos en la piel si no se toman las medidas adecuadas. La rutina de limpieza, hidratación y protección sigue siendo básica para mantenerla en buen estado y además, es fundamental prevenir, incorporar cosméticos que contrarresten los efectos de los radicales libres y que actúen como barrera protectora contra la deshidratación.
Prevenir: cómo abrigarse adecuadamente
Ha llegado el momento de empezar a abrigarse, pero es importante elegir bien las prendas de abrigo. Lo ideal es optar por tejidos transpirables que eviten la acumulación de humedad, pero que mantengan la temperatura corporal (lana o tejidos técnicos, nada de algodón). De este modo se evitan irritaciones y posibles dermatitis causadas por el sudor. No hay que olvidar abrigar las manos y las orejas, es importante porque carecen de glándulas sebáceas y al estar en contacto con el frío se resecan con mucha facilidad e incluso pueden llegar a descamarse.
También es aconsejable evitar los cambios bruscos de temperatura, para no exponer a la piel constantemente a la vasoconstricción y vasodilatación de los capilares que provoca la aparición de cuperosis y arañas vasculares, pero si no es posible, lo ideal es llevar la piel bien preparada para soportarlo.
Limpieza: respetar el equilibrio natural de la piel
Antes de aplicar cualquier otro producto cosmético, es necesario que la piel esté limpia. Esta rutina se debe realizar por la mañana, para eliminar células muertas y por la noche, para deshacerte de los restos de polución y maquillaje. En esta época del año es importante olvidar las limpiadoras a base de jabón o alcohol, que resecan la piel, y optar por otras formuladas con ingredientes que respeten el equilibrio natural de la piel, calmantes, antiinflamatorios e hidratantes.
En cuanto a la higiene corporal y capilar, lo recomendable es tomar una sola ducha al día con agua tibia ya que si está demasiado caliente o fría favorece la deshidratación.
La hidratación: ingredientes fundamentales
Cuando llega el frío la hidratación es básica así que, si es necesario, se debe aplicar la crema o bálsamo varias veces al día y recurrir a las mascarillas hidratantes un par de veces a la semana. Lo ideal es utilizar cremas que refuercen la barrera protectora de la piel y que contengan ingredientes como el ácido hialurónico para captar y retener el agua, vitaminas A y E para frenar el envejecimiento celular y ácido ascórbico (vitamina C) para luchar contra los radicales libres. A la hora de aplicar la hidratante, hay que prestar especial atención a ciertas zonas: en el cuerpo, a codos y rodillas y en el rostro, a las áreas que están fuera de la zona T, porque son las menos grasas y tienden a resecarse con facilidad.
La protección: no te olvides de ella
En cuanto a la protección, no hay que olvidar que aunque hayan disminuido las radiaciones solares, sigue siendo fundamental. No importa que el día esté nublado, recuerda que en otoño e invierno seguimos expuestos a los rayos UV, así que tampoco olvides las gafas de sol.
Mención a parte merece el cuidado de los labios, una zona que, al estar continuamente expuesta suele secarse e incluso agrietarse. Olvídate del gesto de humedecerlos con saliva, es lo peor y en pocos segundos estarán más resecos. Lo ideal es llevar siempre contigo un bálsamo hidratante con factor de protección y aplicarlo las veces que sea necesario.
La alimentación: protégete por dentro
El consumo de ciertos alimentos también ayuda a mantener la piel hidratada y protegida de los agentes externos. Aprovecha los alimentos de temporada y llénate de vitamina C, que puedes encontrar en alimentos como el kiwi, la naranja, el pepino, o el brócoli y antioxidantes, que te proporcionan las lentejas, las espinacas, las uvas, la granada, la cúrcuma o las nueces. Y, por supuesto, no te olvides de beber agua.