Siempre recordaremos su nombre: Ómicron. La variante que surgió en Sudáfrica pero cuya enorme explosividad la expandió rápidamente por el mundo entero. Llegó a España a las puertas de una Navidad en la que ni antígenos, ni pasaporte covid, ni vacuna pudieron detener el tsunami de contagios, que hoy nos deja cifras nunca vistas: 8.975.458 casos hasta el momento y una incidencia acumulada récord de 3.4128.
Menos mal que se ha ido confirmando su menor gravedad, aunque nunca ha dejado de presionar el sistema sanitario, sobre todo a Atención Primaria. En 60 días se ha impuesto a la antigua Delta impactando como ninguna: más de 3 millones de contagios, casi 300.000 confinamientos en la vuelta al cole o 2 millones de bajas laborales en las últimas semanas. Pese a su menor mortalidad se vigila una subvariante que se expande por Dinamarca, igual de contagiosa y de peligrosa que la original. En pleno debate sobre “gripalizar” la covid, la vacuna sigue siendo lo mejor para olvidarnos de Ómicron.