El repunte de infecciones por coronavirus SARScov2 es un hecho y los rastreadores siguen siendo necesarios para localizar lo antes posible los casos positivos y frenar la transmisión comunitaria. Al escaso número de trabajadores en esta tarea de salud pública desde el inicio de su función, incluso con la participación de rastreadores militares, se suman las dificultades que ponen las personas a rastrear cuando se diagnostica un positivo. Entre las dificultades, los trabajadores cuentan cómo se rechazan llamadas que muestran un número largo de teléfono que puede asociarse a un centro sanitario. Si se acepta la llamada, hay personas que se niegan a dar datos de la empresa por “no tener conflictos laborales” o porque “ compañeros los estigmaticen por tener Covid”.
Tarea fundamental del rastreo es que quien ha estado en contacto con un positivo guarde 10 días de cuarentena por si hubiera contagio. Aquí los argumentos de rechazo pasan, por ejemplo, porque la persona diga “que no es necesario porque guarda medidas de seguridad y lleva mascarilla”. Y con esta excusa, salen a la calle, se mueven y ponen en riesgo de contagio a otras personas. Y ahí no acaban las evasivas. Detectar los contactos que haya podido tener esa persona positiva en las últimas 48 horas y dónde es muy importante. Pero “muchas personas no llevan una vida, digamos, normal, y no nos quieren decir con quién han estado o por donde han pasado”, explica la jefa del Servicio de alerta epidemiológica de Ourense.
Si respetar la cuarentena, la irresponsabilidad se convierte en riesgo para cualquiera en cualquier espacio privado o público. Son importantes las medidas de control de aforo e incluso identificación que impongan locales de hostelería o, sin ir más lejos, gimnasios. Si se da un positivo entre sus clientes se puede identificar a la persona y con quien ha podido estar en contacto. Datos que se deben comunicar a los centros de salud o teléfonos habilitados en cada Comunidad Autónoma para Covid. Así se pone en marcha el protocolo de trazabilidad que permite alertar de la existencia de casos positivos en un entorno cercano.
Una herramienta útil es la aplicación de rastreo para móvil radar covid, aunque solo se la ha descargado el 18 por ciento de la población y se usa de manera desigual por la Comunidades Autónomas. Si un usuario es identificado como positivo por coronavirus, el sistema de Salud le adjudica un código que es posible descargar en el teléfono móvil. La aplicación (no geolocaliza, ni identifica) emite una señal bluetooth a otros dispositivo con la app instalada, avisando de que cerca hay un positivo. Más de 127.000 personas han recibido un mensaje por estar cerca de una persona de riesgo.