Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicado en el número de diciembre de la revista OCU Salud, revela que nuestra dieta es rica en dioxinas (PCB) y compuestos similares (DL-PCB), unos contaminantes ambientales habituales en ciertos alimentos grasos, como las sardinas en lata, el salmón, la carne de ternera o el yogur entero (aunque siempre en cantidades por debajo del valor máximo admitido).
Los resultados del estudio, aplicados a la dieta habitual de un niño de 5 años y 21 kilos de peso corporal, reflejan un exceso del 41% en la cantidad de dioxinas semanales tolerables según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Para el caso de una joven de 15 años de 42 kilos, el valor no se superaría, pero se quedaría a un 12% del límite. Mientras que, en los adultos, más pesados, el margen sería bastante más amplio.
Los resultados son preocupantes para el caso de aquellas personas con bajo peso, especialmente en niños, ya que las dioxinas, incluso en cantidades bajas, pueden causar alteraciones en el desarrollo, inmunotoxicidad y efectos en el desarrollo neurológico. Y en concentraciones altas pueden provocar lesiones en la piel, alteraciones hepáticas e incluso cáncer.
Los datos recogidos revelan la necesidad de seguir vigilando la presencia de dioxinas en los alimentos. Es necesario revisar periódicamente la normativa para adaptarla a los resultados de las investigaciones que se vayan realizando. Además, deben reforzarse las buenas prácticas y las medidas de autocontrol de la industria en los procesos de combustión (incineradoras, cementeras, centrales térmicas, calefacción), el principal emisor de dioxinas a la atmósfera junto con los incendios y las erupciones volcánicas.
Mientras tanto, OCU recomienda a los consumidores que sustituyan en su dieta parte de los alimentos grasos de origen animal por legumbres, cereales, verduras y frutas, especialmente si hay menores en casa. Y porque, además, es beneficioso para la salud cardiovascular.