Una mujer ha reaccionado de forma violenta en el hospital de Villamartín cuando los médicos han metido a su marido, un varón de 53 años, en una zona de aislamiento. La pareja llegaba al centro hospitalario para comprobar si el hombre, que tenía síntomas compatibles con el COVID-19, daba positivo en la prueba. Después de realizarle el test, así ha sido.
El personal sanitario ha trasladado, entonces, al varón a una zona de confinamiento donde había otros pacientes contagiados del virus, y su mujer, con actitud violenta, saltándose los protocolos y hasta la ley, le ha sacado a la fuerza para llevárselo a otro hospital en Ronda, Málaga.
Los dos hospitales se han puesto en coordinación y, finalmente, el paciente ha sido devuelto a Villamartín, escoltado por una patrulla. Su mujer se ha quedado confinada en su domicilio, al haber estado en contacto directo con una persona infectada. Su reacción, aunque incorrecta, refleja el miedo que tienen muchas parejas de que sus maridos y mujeres puedan morir solas en un hospital.