La llegada del calor nos recuerda que en pocas semanas las piscinas publicas y privadas deberían abrirse para el disfrute de todos. Pero el estado de alarma hace temer a propietarios y administraciones que este año va a ser muy complicada la vuelta a estos espacios de recreo con la amenaza de nuevos brotes de coronavirus. Las autoridades creen que la apertura será posible, pero de forma muy condicionada, algo en lo que coinciden con los administradores de fincas que tienen claro que "será con restricciones y no en el periodo habitual".
El miedo y la prudencia se ha apoderado de los responsables políticos a la hora de tomar decisiones e cara al futuro. A la espera de que el Gobierno fije y desarrolle los protocolos para la salida y desmontaje del estado de alarma, los políticos empiezan a lanzar sus previsiones.
En la comunidad de Madrid, el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida ,ha afirmado que son conscientes de que las piscinas juegan un papel "fundamental" en el ocio de los madrileños durante la época estival, pero que no pondrán "en riesgo la salud", por lo que harán una "valoración equilibrada" tras esperar a parámetros sanitarios.
Su criterio es compartido también por el vicepresidente de la región, Ignacio Aguado quien ha sostenido que no quiere "renunciar" a que se abran las piscinas este verano. El dirigente de Ciudadanos cree "que se puede hacer, confío en este país, en los españoles, que cuando queremos somos responsables y ahora es el momento de mostrar que estamos a la altura. Si hacemos las cosas bien no tendría por qué haber rebrotes", ha concluido.
En la misma dirección apunta el Lehendakari Iñigo Urkullu que ha reclamado que sean las comunidades autónomas las que tomen este tipo de decisiones en sus territorios. Tampoco hay una decisión clara al respecto en Valencia o en Andalucía dónde sus dirigentes apuntan a fuertes restricciones para garantizar que no haya nuevos brotes.
También están pendientes del Gobierno los gestores de las urbanizaciones privadas. El presidente del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas, Salvador Díez, se ha dirigido por carta al presidente del Gobierno para reclamarle que de cara a la posibilidad de la apertura de piscinas comunitarias, "adelante y regule cómo hay que gestionar este servicio el próximo verano". También le reclama que este proceso se realice "en todo el país siguiendo las mismas normas, a pesar de la delegaciones de competencias".
Díez traslada a Sánchez las preguntas que muchos vecinos se están planteando ante la desescalada: "¿Se podrán abrir las piscinas? ¿En qué condiciones? ¿Durante qué periodo? No obstante, a pesar de estas dudas, el representante de los administradores de fincas cree que "sí se abrirán aunque con restricciones y no durante todo el periodo".
El sector también reclaman al Gobierno una respuesta rápida para que las comunidades de propietarios puedan prepararse se cara a la nueva temporada. Es ahora en mayo cuando empiezan los trabajos para preparar las instalaciones a través de las empresas contratadas y muchas de ellas se encuentran en situación de ERTE y sin personal disponible.
La novedad del SARS-CoV-2 hace que muchas de las evidencias que parecen haber sobre su comportamiento estén todavía pendientes de confirmación por otros estudios. Una de estas presunciones es que el coronavirus no sobrevive en las aguas cloradas de las piscinas. Esta evidencia llevaría a adaptar los espaciones comunes a las habituales recomendaciones de distanciamiento social.
Una de ellas es la reducción de los aforos de las piscinas comunitarias. También habría que mantener cerradas zonas como los vesturarios y servicios en aquellas comunidades en las que la piscina están cerca de las viviendas. Caso diferente es aquellas instalaciones que dan servicio a viviendas que están alejadas, en estos casos habría que ampliar los servicios de mantenimiento y limpieza de estas zonas comunes.
También habría que limitar o prohibir el acceso de visitantes e instaurar sistemas de control de los vecinos para hacer viables estas reducciones de aforo.
Díez recuerda que en el caso de que no se puedan abrir las piscinas comunitarias este año, los gastos previstos serán liquidados a final de año y el sobrante se destinará en la forma y manera que acuerden los propietarios en Junta General.
Para los expertos, no es tanto un problema de supervivencia del SARS-CoV-2 en el agua de las piscinas como de disciplina social para evitar los contagios.
Recientemente, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU recordaban que no hay evidencia de que el COVID-19 se pueda transmitir a los humanos mediante el uso de piscinas y jacuzzis. El funcionamiento, mantenimiento y desinfección adecuados (por ejemplo, con cloro y bromo) de este tipo de instalaciones deberían eliminar o inactivar el virus que causa la pandemia de COVID-19".
También comparte esta idea Sergi Maicas, profesor titular del departamento de Microbiología de la Universidad de Valencia (UV). Para este especialista, la presencia de cloro en las piscinas "parece ser que afecta" al coronavirus, aunque también ha indicado que una dosis excesiva en el agua puede llevar a otro tipo de problemas oculares o dermatológicos.
La recomendación es compartida por la Real Federación Española de Natación y la patronal española del sector de la piscina que han elaborado un documento técnico en el que explican “cómo una piscina bien mantenida es sanitariamente segura, porque está libre de COVID-19”.
A pesar de estas evidencias, los científicos siguen mostrándose muy cautelosos. El jefe de Epidemiología y Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, ha recordado que "aún estamos lejos de volver a las piscinas y las playas".
Para este experto que es asesor del comité técnico español del COVID-19, "si vamos todos separados y nadie entra en contacto con el otro, el riesgo de contagio es muy limitado". Por eso cree que debe de existir un mayor control para evitar las aglomeraciones ocurridas este domingo cuando los menores pudieron salir a pasear.
Según Trilla, "la mayoría de la gente lo hizo bien, pero quizás un poco con la alegría hubo cosas que hay que corregir y falta apelar a la responsabilidad individual y colectiva". "Debemos aguantar más", concluyó.
Para todos estos especialistas, “el problema no será que te bañes sino que antes de entrar ya lo podrías tener”.