La conveniencia de usar las mascarillas FFP2, como las que ha distribuido la Comunidad de Madrid a todos sus ciudadanos a través de las farmacias, sigue siendo objeto de debate. La Comisión Asesora del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) sobre el COVID-19 ha publicado un informe sobre el uso de mascarillas en el ámbito sanitario para la protección del personal frente al contagio en el que insiste que las de este tipo no son recomendables para la población general.
Para los médicos, la población general "debe usar mascarillas quirúrgicas en trasporte público, establecimientos comerciales, empresas, centros y servicios sanitarios, residencias socio-sanitarias y locales donde no se pueda mantener la distancia de seguridad". Sin embargo, insisten en que "las mascarillas auto-filtrantes (N95, FFP2, FFP3) no se recomiendan para su uso por la población general", aunque "sí se recomiendan para pacientes inmunodeprimidos y por indicación clínica".
Los médicos inciden en que los pacientes que acuden a los centros y servicios sanitarios deben estar provistos, con carácter general, de mascarilla quirúrgica desde el punto de entrada y clasificación. También aconsejan el uso de mascarillas quirúrgicas en las reuniones de hasta 10 personas que se permiten a partir de la Fase 1 con personas no convivientes.
Además, consideran que no son necesarias en espacios abiertos siempre que esta distancia se mantenga, y se insiste en que la protección que aporta la mascarilla quirúrgica depende de su buen uso, y de que se complemente con el lavado de manos antes y después de su utilización. Por su parte, en profesionales sanitarios, establecen que se utilizarán las mascarillas FFP2 sin válvula en pacientes con COVID-19 confirmado o con sospecha, en consultas, atención domiciliaria, hospitalización, transporte, urgencias, cirugía y otros procedimientos e intervenciones.
Las urgencias vitales se atenderán siempre como si fueran casos positivos de COVID-19. También en farmacia hospitalaria y comunitaria con focos de alta transmisión de la enfermedad, en laboratorios para el personal más expuesto, o en las tareas de limpieza y mantenimiento en zonas donde se hayan podido emitir gotas o aerosoles. Las FFP3 se limitarán a intervenciones y procedimientos donde se hayan podido producir aerosoles por pacientes COVID-19 o con sospecha, mientras que las mascarillas quirúrgicas se utilizarán en la atención sanitaria de pacientes de los circuitos no COVID-19.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, también ha recordado que las mascarillas FFP2 no están recomendadas para la población general, pero ha puntualizado que su utilización no le parece "ni mal ni bien".
El experto ha señalado que las mascarillas protegen "en ambas direcciones", es decir, tanto al portador como a la persona que pueda tener un contacto cercano, pero ha indicado que algunas tienen un mayor índice de protección. Tal y como ha expuesto, las FFP2 solo están recomendadas para profesionales en contacto con el virus y colectivos vulnerables bajo prescripción médica.
Así, se ha posicionado sobre su uso en población general, tal y como hizo hace unos días el Ministerio de Consumo, contradiciendo al Gobierno de la Comunidad de Madrid. "No están recomendadas para la población general, pero no me parece ni mal ni bien", ha apuntado el epidemiólogo. Simón ha esgrimido que "sería importante que la lleven las personas vulnerables, pero que, si no, la quirúrgica protege no exactamente igual pero no está lejos de la FFP2".
"Por lo tanto, las quirúrgicas, que son mucho más asequibles, son las más útiles en la gestión de contagios poblacionales. No nos interesa proteger a cada individuo sino que ese individuo no contagie a otro. Pero a mí me parece bien que, si una persona tiene a mano una FFP2, la utilice. Le va a proteger a él y de cierta forma a los demás si tiene síntomas, aunque con un menor porcentaje que las quirúrgicas", ha detallado.
En su guía oficial, el Ministerio de Sanidad señala que las mascarillas FFP "no son apropiadas para su uso como un medio de control de la fuente, ya que no impiden la liberación de partículas respiratorias exhaladas del usuario al medio ambiente". "Es un equipo de protección individual diseñado para proteger al usuario de la exposición a contaminantes del aire (por ejemplo, frente a la adquisición de enfermedades infecciosas transmitidas por vía aérea mediante la inhalación de partículas infecciosas inferiores pequeñas, a 5 micras de diámetro). Son utilizados principalmente por personal sanitario para protegerse, especialmente durante los procedimientos de generación de aerosoles", recuerda