Qué hacer con la mascarilla cuando se tienen estornudos y mucosidad por un resfriado
Al sonarnos o estornudar, debemos hacerlo alejados de la gente
Mantener una buena hidratación es clave para la mucosidad
La inmunidad va ligada al estilo de vida
La aparición del coronavirus provocó progresivamente el uso generalizado de la mascarilla. La población ha tenido que ir acostumbrándose a este material de protección, que en algunas situaciones despierta problemas. Si en verano era el agobio del calor por llevarla, en invierno lo serán los estornudos y los mocos. La bajada de las temperaturas está aumentando los casos de resfriado y gripe (influenza), por lo que se debe tener en cuenta algunas recomendaciones.
La mascarilla, al tener que llevarla como prevención para la covid19, también sirve para evitar que nos contagiemos de un resfriado o la gripe y para que, en caso de que estemos enfermos, evitar que contagiemos a otros. Está comprobado que reduce la posibilidad de infección.
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Los virus A y B de la influenza se trasladan por el aire en gotitas cuando la persona contagiada tose, estornuda, o habla. Es posible inhalar las gotitas directamente, o contagiarse por medio de un objeto (como el móvil o las llaves, entre otros) y luego transferir los virus a los ojos, la nariz o la boca.
Según los especialistas, la fiebre es la mejor distinción entre estas tres enfermedades El resfriado no suele dar fiebre, como mucho una febrícula. En este caso, podremos llevar nuestra vida cotidiana con normalidad, pero nos enfrentaremos a mocos y estornudos llevando mascarilla. La gripe, en cambio, sí que produce bastante fiebre, además de una sensación de malestar continuada.
El coronavirus, por su parte, también puede producir fiebre pero se diferencia de las otras dos enfermedades en el severo cansancio y la dificultad para respirar que genera. En caso de presentar una temperatura alta o muy alta, se recomienda ponerse en contacto un profesional sanitario para realizar una exploración clínica. El diagnóstico nos saca de dudas.
La rinitis o los procesos alérgicos son otros padecimientos que podrían llevar a equívocos con estas tres enfermedades. Pese a que las alergias suelen ser más frecuentes en primavera, también se pueden registrar en esta época de cambios de estación y causar síntomas similares al resfriado (congestión nasal o estornudos).
Los expertos, desde hace meses, incluso antes del uso de la mascarilla, ya recomendaban toser o estornudar en el interior del codo, y no hacerlo en la mano. Algo que todavía debemos tener en práctica pese a utilizar mascarilla.
Además, en caso de que tengamos que sonarnos por mucosidad o estornudar, para liberar la congestión nasal, debemos procurar hacerlo lo más aislados posible. Lo ideal, en un lugar que no haya nadie. Otra opción es acudir al médico o a la farmacia y preguntar por tratamientos que ayuden a reducir la obstrucción nasal.
También será importante mantenernos hidratados (para expulsar mejor la mucosa), hacer ejercicio y llevar una buena alimentación. La inmunidad, ya se sabe, también va ligada al estilo de vida. Las personas que viven en una comunidad, como residencias universitarias o cuarteles, están a expuestos mayor riesgo de contraer la influenza porque están en contacto con más gente que posiblemente esté infectada.
Generalmente, tomar precauciones básicas como lavarte las manos con frecuencia y evitar contacto con personas que están enfermas se considera el mejor modo de protección contra estos virus. Otra solución, en cuanto a la gripe, es la vacuna anual.