A día de hoy, no existe evidencia científica de que el uso de mascarillas por parte de los adultos cause retraso del lenguaje entre los pequeños. Así lo indican desde el Consejo General de Colegios de Logopedas, reclamando prudencia a la hora de relacionar el cubrebocas con problemas en el desarrollo del habla en niños de menos de cuatro años.
Uno de los temores de algunos padres es que las mascarillas, muy presentes todavía en guarderías, colegios y entornos de la vida de los más pequeños, puedan alterar el proceso de aprendizaje, también en lo relativo al habla. El grupo hospitalario HM aseguró esta semana que desde mayo de 2020 han observado un repunte del 20% de las primeras consultas por problemas en el desarrollo del habla en niños.
Fuentes del Consejo General del Colegio de Logopedas de España, consultadas por EFE, han indicado que este aumento de primeras visitas puede haber ocurrido por un "cuello de botella" derivado del confinamiento más duro de la pandemia, que pudo haber llevado a padres a posponer por un tiempo la cita con un especialista.
El aprendizaje del lenguaje es un proceso multisensorial, en el que el niño capta el sonido y observa el movimiento de la boca del adulto que le habla, pero este último elemento no parece ser, según la evidencia científica, una condición "sine qua non", por lo que llevar medio rostro tapado no comporta necesariamente un retraso en el habla, según los especialistas.
Un ejemplo son los niños ciegos, entre los que no se da una prevalencia de casos de retraso en el habla mayor que al resto de población infantil, subrayan las mismas fuentes.
A la espera de que el Ministerio de Sanidad y las comunidades acuerden en breve la retirada de las mascarillas dentro de las aulas, los logopedas admiten que la situación anómala que viven los niños por la pandemia es preocupante y que hay que vigilar de cerca posibles efectos adversos, pero, a día de hoy, no hay evidencia de eventuales perjuicios de las mascarillas.
La pandemia sí que ha agravado la saturación de los centros de atención temprana, lo que se ha traducido en retrasos en el inicio de sesiones a niños candidatos a recibir tratamiento de logopedia y, como consecuencia, que estos puedan arrastrar dificultades, pero en todo caso no sería atribuible a la mascarilla, inciden los logopedas.