La lamprea, de la que se certifica que tiene 400 millones de años, tiene su epicentro en las gélidas aguas de los ríos Miño y Ulla en la provincia de Ourense, donde los 'naseiros' o 'valeiros' las capturan en su regreso utilizando nasas-butrón. Este pez marino del jurásico cae en los 'pescos', unas construcciones de piedra a orillas del río que datan de la edad romana.
La lamprea no tiene branqueas ni escamas. Tampoco tiene mandíbula, cerebro o espina dorsal. Vive de chupar la sangre a otros peces, especies y parásitos marinos. Un pez milenario que impacta por su aspecto físico.
En los fogones, esta joya gastronómica aún no demasiado conocida entre todo el público, tiene su cuna en los fogones en Arbo (Pontevedra), entre otras poblaciones. Los últimos tiempos han hecho que la lamprea aparezca en diferentes preparaciones gastronómicas pero la clásica bordalesa –heredada de la cocina francesa ya que el río Loira también es importante en capturas- sigue siendo una de las más solicitadas.
De esta forma se cocina, limpia y con unos cortes, en su propia sangre, a fuego suave hasta que sus carnes adquieren una suave textura. Se suele acompañar de arroz blanco y trocitos de pan frito. Una maravilla en boca.
También encontrarás lamprea en empanada, croquetas, seca con diversos rellenos o guisada en diferentes vinos de las denominaciones gallegas. Incluso para los más atrevidos hay helado de lamprea, una creación del Chef Rivera en su restaurante de Padrón (A Coruña).
Pepe Solla, de 'Casa Solla', Xosé Cannas de 'Pepe Vieira' o Iñaki Bretal de 'Eirado da Leña', todos restaurantes en Pontevedra ciudad, son otros de los cocineros que más han investigado en las elaboraciones de este vampiro del mar.
La lamprea, como muchísimas otras elaboraciones en Galicia, tiene su fiesta de interés turístico. Se celebra cada tercer fin de semana del mes de abril en Arbo (Pontevedra). Un buen motivo para degustar este manjar milenario.