Ignacio López-Goñi, microbiólogo: "Con esa idea de salvemos las Navidades puede ocurrir como en verano"
"Al final quien autoriza la vacuna es la agencia reguladora"
"Me da más miedo la gestión política que el propio coronavirus"
"Habría hecho falta un asesoramiento científico transparente que aglutinara a los mejores"
Una pandemia es un problema de la Humanidad y ante ella hace falta "una visión global, del bien común", considera el microbiólogo de la Universidad de Navarra Ignacio López-Goñi, a quien -asegura- le da más miedo la gestión política que el propio coronavirus. Activo divulgador científico, López-Goñi acaba de publicar "Preparados para la próxima pandemia" (Destino), un breve ensayo en el que reflexiona sobre cómo abordar la actual crisis. Su receta, como señala a Efe, es ciencia y cooperación.
Pregunta: "Preparados para la próxima pandemia". Pero si aún no hemos superado esta.
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Respuesta: El título es provocativo, pero en el fondo es un toque de atención. Cuando lees el libro hay una idea que fluye en él: la ciencia, el conocimiento y la cooperación son fundamentales para luchar contra una pandemia. Estábamos avisados porque la ciencia lo venía diciendo, hemos tenido en las últimas décadas alertas con el sida, el ébola, el zika, otros coronavirus y puede volver a pasar. Hay que prepararse porque algo tan minúsculo como un virus ha puesto patas arriba el planeta.
P: ¿Hemos aprendido algo de la primera a la segunda ola?
R: Controlar la pandemia es muy difícil, por eso son pandemias. Evitar la segunda ola, que no exclusiva de nuestro país, probablemente no la puedes evitar, pero sí quizás controlar mejor los efectos que pueda tener. Hicimos una desescalada muy rápida, con el mensaje de "salgan ustedes a la calle porque hemos vencido al virus", y no era verdad.
En aquel momento, probablemente habría que haber apuntalado el sistema sanitario, poniendo el foco en la atención primaria y montando un sistema de rastreo eficaz y numeroso. En estos casos es mejor sobreactuar que quedarte corto.
Pero pasamos de un estado de alarma superestricto a, prácticamente, un sálvese quien pueda y, ahora hay una descoordinación manifiesta. El virus no sabe si la competencia es autonómica o estatal, no tiene fronteras, además, un Estado descentralizado no quiere decir descoordinado.
Habría hecho falta un asesoramiento científico transparente que aglutinara a los mejores, independientemente de su ideología, que diga: la situación es esta y esto es lo que se sugiere, porque al final es el político el que decide y el que se responsabiliza.
Pero aquí hemos llegado a una situación en la que tú te adhieres a una medida u otra dependiendo del color político del que lo diga, y así no se combate una pandemia.
P: En su libro dedica un capítulo a cómo debería ser un líder, con una visión global, no cortoplacista ni de rédito político. ¿En España harían falta acuerdos más amplios?
R: Absolutamente. No es por ser pesimista, pero esto puede durar y, sobre todo, el desequilibrio y el desastre económico que ya ha dejado y que va a dejar, probablemente sea la peor situación en los últimos ochenta años.
Que ante una situación así sean incapaces de hacer un gran pacto político, al menos en sanidad y economía, realmente es sorprendente. En el fondo, a muchos la pandemia les importa un bledo, así de dramático es, por eso digo que me da mucho más miedo el confrontamiento político y la gestión política que el propio virus, porque el virus poco a poco irá pasando.
P: ¿Existe el riesgo de un segundo confinamiento?
R: Lo que se está haciendo es evitar ese confinamiento más estricto con confinamientos perimetrales. El miedo que me da es que, con esa idea de salvemos las navidades, ocurra como en verano, que empiece a bajar un poquito el número de infectados, abramos la mano y, de pronto, en enero o febrero tengamos otro pico.
P: En las últimas semanas asistimos a constantes anuncios de eficacia de vacunas. ¿Si se crean muchas expectativas, se podría generar escepticismo?
R: Sí, existe ese temor. Podemos tener una crisis de confianza en las vacunas en general por un problema de comunicación, porque se está comunicando mal. Si la impresión que das es que es una batalla bursátil, a ver quién tiene la vacuna mejor y cuanto antes para ganar muchísimo dinero, eso crea mucha desconfianza. Una vacuna con el 90 % de eficacia es una pasada, no se esperaba que las primeras tuviesen esa eficacia, pero lo que la gente tiene que saber es que quien autoriza las vacunas son las agencias reguladoras, el foco no hay que ponerlo en lo que dice la empresa en un comunicado de prensa. Hay que saber comunicar los datos y explicarlos en su contexto, entiendo que es muy difícil combinar todo, pero nos jugamos la confianza de la gente en las vacunas y nos puede salir el tiro por la culata.
P: En el libro defiende que para enfrentarse a una pandemia es fundamental la estrategia "One Health" (Una salud), en la que salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas.
R: Una de las cosas que me ha sorprendido es que a los veterinarios, que llevan años luchando contra los coronavirus, prácticamente no los has visto en primera línea, no porque no quisieran sino porque, probablemente, ni se les ha dejado. Se ha pensado que esto es un problema del ser humano, pero los coronavirus son virus de animales que tienen la capacidad de saltar de unas especies a otras. Somos uno más en todo ese ecosistema de animales y plantas y tenemos que darnos cuenta de que la única estrategia para controlar ese tipo de problemas es unir la salud humana, la animal y la del planeta.