Nueve meses después de que el coronavirus comenzara en Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en China, todavía sigue existiendo múltiples dudas sobre su origen.
Este viernes en China, el país donde se originó, según apuntan la mayoría de estudios, se ha celebrado el Foro Zhongguancun 2020, donde los expertos en epidemias más importantes se han reunido para hablar del SARS-CoV-2, las incógnitas que todavía le rodean y los planes de futuro.
Entre ellos el director del Instituto de Virología de Wuhan, Shi Zhengli, que ha asegurado que el huésped intermedio del coronavirus y su ruta de transmisión desde la naturaleza hacia los humanos todavía continúa siendo un misterio.
Además, ha sido contundente sobre si en un futuro se podría averiguar: "Es posible que nunca se responda", aunque ha querido dejar claro que los expertos continuaran las investigaciones, como recoge La República.
Investigadores han logrado describir como el SARS-CoV-2 es capaz de perder fragmentos de su material genómico (deleciones) en la región de la espícula (proteína que forma la característica corona del virus) para sintetizar proteínas incompletas que permitirían al virus autocontrolar la virulencia de la infección.
Según ha explicado el doctor Josep Quer, del grupo de Enfermedades Hepáticas de Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), esto sería una estrategia del propio virus para atenuar la infección en el huésped, minimizando el daño producido, retrasando los síntomas, favoreciendo su persistencia y en consecuencia manteniendo su transmisibilidad.
La investigación, que ha sido publicada en la revista 'Emerging Microbes and Infections', ha aplicado las técnicas de secuenciación de última generación (next-generation sequencing) para el estudio del gen que codifica la espícula viral (proteína spike) en las poblaciones virales presentes en el tracto respiratorio de 18 pacientes con COVID-19 (leves y graves).
Según ha explicado el doctor Quer, en el 100% de los pacientes leves y en la mitad de los pacientes graves, una proporción significativa de los virus que se detectan presentan deleciones con un cambio en la pauta de lectura. Estas poblaciones virales que pierden un trozo de material genómico entre la subunidad S1 y la subunidad S2 de la proteína de la espícula, con la aparición de un codón stop, acaban codificando una proteína incompleta de la espícula, donde la subunidad S1 se mantiene íntegra.
Esta proteína incompleta podría actuar como una proteína soluble que se liberaría al medio exterior, y como ya está descrito para otros virus, reduciría la capacidad del virus para reducir su virulencia en beneficio propio.
Así, estos hallazgos sugieren que la propia selección natural ha elegido esta estrategia, que permite al SARS-CoV-2 mantener su altísima especificidad para unirse al receptor ACE-2 humano, y transmitirse con alta eficiencia, al mismo tiempo que controla su capacidad para infectar, favoreciendo su persistencia y transmisión.
Este ha sido uno de los estudios presentados en el I Congreso Nacional COVID19, el mayor encuentro sanitario celebrado hasta la fecha en España, con más de 16.000 personas investigadores, expertos y profesionales de la salud, y el primero que aborda de forma multidisciplinar las últimas novedades sobre el abordaje y lucha contra la pandemia del SARS-CoV-2.
Por otro lado, el doctor Albert Bosch, del Departamento de Microbiología de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, y presidente de la Sociedad Española de Virología (SEV), ha destacado la presencia del SARS-CoV-2 en aguas residuales en nuestro país un mes y medio antes del inicio de la pandemia.
Aunque la COVID-19 es una enfermedad respiratoria, se ha demostrado que hay grandes cantidades de genoma del coronavirus en las heces, que posteriormente llegan a las aguas residuales. Así, Bosch ha presentado la experiencia del grupo de investigación Virus Entéricos de su universidad y su trabajo sobre la detección del virus en muestras de aguas residuales de dos depuradoras de Barcelona, mediante la aplicación de cinco dianas en las muestras analizadas.
"El primer caso que detectamos sobre la presencia del virus en nuestras muestras de aguas fecales fue el 15 de enero, frente al primer caso confirmado en Barcelona que fue el 25 de febrero", ha afirmado.
En su intervención, también destacó la relación de los niveles de detección del SARSCoV-2 en las aguas residuales y en los casos de personas infectadas durante el confinamiento, ya que en las muestras pertenecientes a este periodo los niveles de detección bajaron, al igual que entre la población, mientras que con el inicio de la desescalada a finales de mayo esos niveles volvieron a incrementarse.
Para seguir trabajando en este campo y realizar una tarea de vigilancia del virus y anticiparse a posibles nuevos problemas, Bosch ha destacado la puesta en marcha del proyecto VATAR COVID19, Vigilancia para Alerta Temprana en Aguas Residuales de COVID19, que coordina su grupo de investigación y que cuenta con el apoyo del Ministerio de Sanidad y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.