Las enfermedades transmitidas de animales a personas han cobrado su mayor protagonismo este 2020. A la pandemia de coronavirus, por si fuera poco, hay que añadirle el último aviso de la Autoridad Europea de Seguridad Aimentaria, EFSA, que advierte de la peligrosa entrada de la gripe aviar en Europa a causa del descenso de las temperaturas en Kazajistán y Rusia.
Esta alerta supone un riesgo para la población general, especialmente para todos aquellos que se dedican a las aves, sobre todo en el sector de la alimentación. Las EFSA lanzó el aviso el pasado 30 de septiembre tras detectar durante los últimos meses varios brotes de influenza aviar altamente patógena (HPAI, por sus siglas en inglés), tanto en aves domésticas como salvajes, en Europa Oriental. Se trata de un hecho de especial riesgo, esta región es una ruta migratoria habitual de las aves acuáticas que se dirigen hacia Europa según se acerca el invierno.
"Cuando la HPAI se detectó en el mismo lugar de Rusia en los veranos de 2005 y de 2016, les siguieron epidemias en el norte y en el este de Europa en invierno. Si el patrón se repite este año, se espera que la HPAI llegue a las mismas áreas en otoño y en invierno, y por si eso fuera poco, también se cree que su expansión a países del oeste y del sur del continente es posible", explica el informe de la EFSA, elaborado junto al Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, CDC, y el Laboratorio de Referencia de la Unión Europea para la Gripe Aviar.
Según el documento, los países de la UE deberían adoptar dos medidas, de forma acorde a la legislación europea. La primera, hacer lo necesario para detectar los casos sospechosos de HPAI de forma prematura y aumentar las medidas de bioseguridad en la industria aviar. Y la segunda, avisar a las autoridades competentes, tanto veterinarias como de medioambiente, de la alta probabilidad de la introducción en el territorio de HPAI y realizar observaciones y pruebas de las aves salvajes muertas o enfermas.
El riesgo de transmisión de la enfermedad de aves a seres humanos es muy bajo, explican desde la institución, pero se recomienda al público general abstenerse de tocar, en ningún caso, aves salvajes muertas sin tomar las medidas de bioseguridad adecuadas para minimizar riesgos.
Hay 700 casos documentados en todo el mundo, principalmente en Asia, África, el Pacífico y Europa desde 2003. Esta variedad de la gripe aviar, es mucho más severa que la que sufrimos hace casi 10 años. En aquel entonces, se trataba de la cepa H1N1, pero ahora se trata de la cepa H5N1. "Aproximadamente, el 60% de los casos que se han dado en humanos han acabado con el fallecimiento del paciente", advierten desde el CDC.
El virus de la gripe aviar afecta al sistema respiratorio y provoca una enfermedad severa, normalmente neumonía y fallo respiratorio, lo que puede resultar mortal. Los síntomas severos de la patología son relativamente similares a los de la covid19, pero existe una diferencia determinante.
"La mayor parte de las infecciones que se dan de HPAI H5N1 han tenido lugar en niños y en adultos menores de 40 años de edad. La mortalidad es mayor entre los individuos con una edad comprendida entre los 10 y los 19 años de edad, así como en los adultos jóvenes", explican los especialistas del CDC.
La mayor parte de los casos se han dado tras el contacto físico directo con un ave muerta o enferma -infectada por el virus-. No obstante, otros factores de riesgo incluyen visitar un mercado avícola o estar en contacto directo y prolongado con pacientes de HPAI H5N1, destacan desde la institución.