Las manos suelen ser la parte de nuestro cuerpo que más se expone a los cambios bruscos de temperatura del invierno. Por ello, no es de extrañar que el frío haga que se hinchen o agrieten. Para cuidar nuestra piel es importante conocer por qué sucede y cómo evitarlo.
El frío, sobre todo cuando va unido de viento, puede causar enrojecimiento, picor y sequedad en las partes del cuerpos más expuestas. Esta lesión, llamada 'eritema pernio' o 'perniosis' es conocida comúnmente como sabañones.
Normalmente estos surgen cuando, después de exponerse a bajas temperaturas, se recalienta la piel rápidamente. Cuando se vuelve a calentar la piel fría, los vasos sanguíneos pequeños debajo de la piel pueden expandirse más rápido de lo que pueden soportar los vasos cercanos más grandes, lo que produce un cuello de botella, explican en la clínica Mayo Clinic.
Normalmente, los sabañones desaparecen por sí solos en un plazo de 1 a 3 semanas, sobre todo cuando el clima mejora.
Pero no solo el frío causa estos problemas. Una mala circulación sanguínea es también causa de estos sabañones y puede contribuir a que empeoren. También el uso de ropa ajustada, algunos trastornos autoinmunes o encontrarse por debajo del peso apropiado pueden facilitar la aparición de estas lesiones.
En primer lugar, la ropa de abrigo es fundamental. Guantes y calcetines son los mejores aliados para luchar contra los sabañones. En el hogar, la calefacción también es muy importante y puede ser útil disponer de un humidificador, ya que un ambiente seco puede aumentar la deshidratación de la piel y las mucosas.
Una vez que la zona se ha visto expuesta a bajas temperaturas, es mejor que el calor se produzca gradualmente y no de golpe, para evitar el cuello de botella en los vasos sanguíneos. Por último, el uso de las cremas y aceites adecuados para hidratar la piel pueden ayudar a mejorar estos síntomas del frío.