El lenguaje deja este hecho bien patente. La sabiduría popular de las abuelas nos decía "no cojas frío" o "no te quedes mojado". La verdad es que la relación directa entre el frío, la humedad y las enfermedades existe.
Un trabajo publicado en Nature Chemical Biology aporta una explicación científica. Estudiaron el virus de la gripe a diferentes temperaturas y en las más frías, la película de lípidos que envuelven el núcleo del virus adquiere una estructura más rígida y robusta, más gelatinosa. De esta forma, el virus se transmite de forma más estable y con el calor del cuerpo humano se debilita esa envoltura y se puede liberar más fácilmente.
Como hemos dicho, no sólo el frío favorece la transmisión de estos virus. También existen otros factores. Uno de ellos es que cuando hace frío el hombre tiende a encerrarse en hogares, colegios y centros de trabajo, con lo que la transmisión es más eficaz entre seres humanos. La falta de humedad ambiental que los humanos forzamos con las calefacciones en cuanto hace frío, debilita las mucosas, por lo que nuestras narices se convierten en blancos fáciles para los virus. Esto también sucede con el conocido resfriado de aire acondicionado. Una de las consecuencias del mismo es acabar con la humedad del entorno del aparato, facilitando la transmisión vírica.
Una de las recomendaciones ante estos virus que nos hacían las abuelas eran esas: los vahos. Esta recomendación aumenta la temperatura y la humedad en las mucosas y favorece la dilatación de los vasos sanguíneos de nariz y garganta, facilitando la llegada de glóbulos blancos que combaten a los virus y las infecciones.
Pero no todo es cuestión de frío, humedad y contacto entre personas contagiadas. De hecho, los países más fríos no padecen más gripes, ni los menos húmedos, ni los más húmedos… y a veces ni siquiera enferma toda la familia de gripe si uno la sufre. Esta explicación tiene que ver con el sistema inmunitario de cada uno. Si estamos en forma, con una buena dieta, con las suficientes horas de sueño y con una vida equilibrada, nuestras defensas tendrán más armas contra esos molestos virus del invierno.
Una vez el virus nos ha hecho efecto, pocas son las cosas que se pueden hacer. Ante resfriados comunes, inhalar vahos para recalentar y humidificar las vias respiratorias altas, y una infusión o vaso de leche caliente con miel, bien abrigado y a la cama a sudar. Ante la gripe ya sólo quedan la paciencia, y tratar de remediar los síntomas hasta que pase. Según la sabiduría popular, durará una semana con medicación y siete días sin ella. El paracetamol o el ibuprofeno pueden bajar la fiebre y aliviar el dolor muscular y articular y la miel con alguna bebida caliente son especialmente efectivas antes de ir a dormir.