Se tomen las medidas que se tomen, siempre va a existir un riesgo de contagio y eso lo saben, más que nadie los sanitarios. Algunos colegios de médicos temen un repunte de casos en enero, una tercera ola de la pandemia, y recomiendan cenas de solo convivientes. Ni diez, ni seis personas. Ni dos. Ni tres grupos de convivientes. Los expertos tienen claro con quién debemos comer y cenar los días señalados. Si rompemos la burbuja lo podemos pagar muy caro, porque ponemos en riesgo a los que más queremos. Nada nos garantiza un riesgo cero. A nuestros mayores, pues, mejor visitarlos en la residencia porque cenar fuera tiene consecuencias. Ya lo vimos en verano.
No solo son las medidas del Gobierno. La ciudadanía tiene mucho que decir al respecto. Porque renunciar a ver a la familia, a quedar con los amigos en Nochevieja, a ir a la Puerta del Sol o del pueblo a tomar las uvas, a olvidarse del chocolate en la madrugada más festiva. Compartir, abrazar y disfrutar son síntomas de esta fecha pero también supercontagiadores.
Corea del Sur, donde las cifras de contagios son relativamente bajas es un ejemplo de concienciación. La gente está comprometida, con hábitos que se lo ponen difícil al virus. Mantienen la distancia, llevan mascarilla, se aíslan cuando están enfermos, se lavan las manos y todas las superficies. Protegen a los grupos de riesgo. Con una población parecida a la de España, Corea del Sur solo ha sumado 5.000 casos y 50 fallecidos en el último mes. Nuestro país, en cambio ha sumado más de 530.000 nuevos positivos y 8.000 fallecidos en el mismo periodo, lo que le ha llevado a registrar datos incluso peores que los de los primeros meses de la pandemia. Asia no se precipitó a la hora de relajar las medidas, algo que ahora aconseja a Europa: “Debe esperar hasta que el número de casos sea bajo y permanezca bajo. La reacción de Europa fue incompleta”.