China y coronavirus: cómo ha evolucionado el gigante asiático
China se ha convertido en paradigma de contención del coronavirus, aunque para ello ha sido necesario un férreo control ciudadano
La economía del gigante asiático fue capaz de seguir creciendo a partir del tercer trimestre de 2020
Las exportaciones internacionales, la rápida contención y las políticas de estímulo han sido las medidas clave para superar la crisis
Si China fue el país de origen del nuevo coronavirus covid-19 (no todos lo tienen tan claro), también se ha convertido en uno de los lugares del mundo donde más rápidamente se supo contener su propagación y neutralizar sus efectos en lo social y en lo económico. De hecho, ya en octubre de 2020 el gigante asiático se distanciaba del resto de las potencias del mundo, enfilando la senda del crecimiento tras la sacudida del virus. Su economía pasó en el tercer trimestre del pasado año del negativo al positivo, con un crecimiento del PIB del 4,9 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior y un crecimiento hasta aquel momento del 0,7 por ciento. ¿Cómo ha evolucionado China desde el inicio de la pandemia?
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China y coronavirus: la evolución del gigante asiático
El caso de China se ha convertido en paradigma de recuperación tras la sacudida del covid-19, aunque para ello han sido necesarias medidas restrictivas y un profundo control de la población, basado, entre otras cosas, en el férreo control que el Gobierno chino ejerce sobre sus ciudadanos. El resultado es un total de 4.636 fallecidos y más de 89.000 personas contagiadas, pero también una contención del virus en tan solo nueve meses después del inicio de la crisis. Tampoco es ya el país con mayor número de contagios ni con el mayor número de fallecidos.
La recuperación china tiene mucho que ver con las medidas adoptadas de cara a la contención del virus. Hubei, región foco del nuevo coronavirus, fue la primera del mundo en ser confinada tras registrarse 17 muertos. El cierre, que afectó a aeropuertos, carreteras, comercios... se decretó el 23 de enero de 2020 y duró hasta el 8 de abril. Aquella decisión permitió reducir drásticamente el número de contagios y volver a la normalidad con relativa rapidez, si bien siguen produciéndose brotes que son contenidos a través de nuevas medidas del Gobierno chino. En las últimas semanas, varias regiones chinas han vuelto a confinar a parte de su población después de brotes epidémicos limitados.
En cuanto a la recuperación económica del país, el control de los contagios, la demanda internacional de productos relativos a la pandemia o las políticas de estímulo son algunas de las razones que explican el crecimiento de China el pasado 2020.
Estas son, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las medidas clave adoptadas por el Gobierno chino para contener el coronavirus:
- La restricción de movimientos "estricta" en Wuhan, el epicentro del brote
- Cierres de fábricas y la reanudación ordenada de la producción
- El uso de datos para encontrar cada foco
- Construir hospitales especializados en la lucha contra el Covid-19
- Un tratamiento científico "muy ágil"
En definitiva, las estrictas restricciones en Beijing permitieron a China contener en gran medida el brote de covid-19 de forma mucho más rápida que la mayoría de los países, mientras que el aumento de producción industrial para suministrar bienes a muchos países paralizados por la pandemia ayudó a impulsar sus cifras.
Con todo, estas medidas no habrían podido tener tal efecto sin el uso de datos personales para localizar casos y aislarlos. En el caso chino, la protección de los derechos individuales, como la protección de datos, resulta menos importante que el interés común del país. Así, China cuenta con una infraestructura que permite controlar y monitorear a sus ciudadanos en múltiples aspectos, incluido el polémico 'puntaje social', que sirve para premiar (o castigar) a los ciudadanos en función de las actividades que realizan, los productos que consumen, los actos que llevan a cabo...
Toda esta información, unida a la geolocalización de personas, se encuentra en el centro de la gestión de la pandemia, situación que no podría darse en un contexto occidental, donde la protección de datos personales se encuentra garantizada.