10 cosas que no te contaron en las charlas de educación sexual del instituto y que deberías tener presente
¿Sabías que la excitación física y mental no siempre van de la mano? ¿Y que el apetito sexual varía con los años? ¿Te han contado lo que se esconde detrás de las cámaras en la pornografía? Hoy hablaremos de eso y más
Para entender mejor tu sexualidad, hemos recopilado 10 enseñanzas que nunca aprendiste en el instituto y que todos deberíamos tener presentes
Respeto, autoconocimiento y comunicación son los pilares del bienestar sexual
¿Te acuerdas de las charlas de educación sexual que te dieron en el instituto? Haz memoria. Probablemente tenías entre 14 y 16 años y te contaron lo básico: cómo funciona la píldora del día después y la importancia del preservativo masculino para no contraer enfermedades de transmisión sexual.
En la adolescencia tenemos miles de dudas sobre sexo, pero también una intensa vergüenza a la hora de resolverlas. Por eso las charlas de educación sexual consistían en media hora para hacer bromas, repasar conceptos básicos y reflexionar en silencio.
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Por suerte los tiempos cambian y cada vez más psicólogos asisten a institutos para abordar otros temas igual o más importantes que el uso del preservativo masculino.
Qué es la educación afectivo-sexual
La educación afectivo-sexual es una actividad pedagógica en la que se proporciona información sobre sexualidad de forma rigurosa, completa y libre de ideologías y creencias. Además, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) recibir este tipo de charlas es un derecho de los niños y adolescentes.
Esto nos lleva a la definición de sexualidad según este organismo es la “energía que nos impulsa a buscar afecto, contacto, placer, ternura e intimidad, influyendo en nuestros pensamientos, sentimientos, acciones e interacciones y por tanto estando relacionada con nuestra salud física y mental”.
Por eso al hablar de sexualidad, también tenemos que tener en cuenta la afectividad. El sexo no solo implica acostarte con una persona. También abarca respetaros mutuamente y comunicaros de una forma abierta, empática y libre de tabúes.
Y para entender mejor tu sexualidad, hemos recopilado 10 enseñanzas que nunca aprendiste en el instituto y que todos deberíamos tener presentes:
1. Puedes cambiar de opinión en cualquier momento
Tienes derecho a decir “no” en cualquier punto de la relación afectivo-sexual. Si alguien tontea contigo y no te gusta, no accedas por compromiso a algo que no te apetece hacer. Si te gusta, os besáis, pero no quieres ir a más, tampoco tienes que sentirte culpable por poner el freno. Y si en mitad del acto sexual te sientes incómodo o incómoda, puedes y debes parar.
Y si la otra persona te hace sentir culpable por cambiar de opinión, te chantajea o te insulta, lo mejor que puedes hacer es mandarla a paseo.
2. No hay prácticas exclusivas para una orientación sexual
Muchos hombres sienten vergüenza al realizar prácticas que implican la estimulación de su zona anal. ¿La razón? Que desde pequeños las hemos asociado a una orientación sexual concreta.
Esto es ofensivo y falso. El placer no entiende de orientaciones sexuales ni de estereotipos, sino que es libre.
3. A veces la excitación física y mental no van de la mano
Puede que un día conozcas a alguien que te excite una barbaridad, pero tu pene no tenga una erección o tu vagina no lubrique. Esto es más común de lo que piensas y no tiene nada de malo. Ni debes sentirte culpable, ni debes cuestionar tu deseo.
El estrés, la salud física y los cambios ambientales pueden afectar a la excitación física. A veces incluso no es necesario ningún detonante para que esto suceda. Y si tu pareja te pregunta “¿Es que ya no te pongo?”, lo mejor que puedes hacer es enviarle este artículo.
4. No tienes que tener un tipo de cuerpo concreto para disfrutar del sexo
Da igual que uses una talla 34 o una 52, el sexo es apto para todos los cuerpos. Si te da reparo poner en práctica algunas posturas porque crees que por tu peso serás incapaz o porque te avergüenza que se te marquen pliegues, ¡quítate la idea de la cabeza!
Lo último en lo que se va a fijar tu pareja es en si tienes celulitis, estrías o michelines. Además, liberarte de esas inhibiciones te ayudará a disfrutar del sexo.
Esto es aplicable al vello corporal. No tienes que depilarte si no te apetece. Ni es antihigiénico, ni tampoco es antiestético.
5. La pornografía es ficción
Ante la desinformación, son muchos los jóvenes que utilizan el porno como referencia. De hecho, más de la mitad de los adolescentes españoles que ven porno se inspiran en él, según un informe de Save The Children.
Como medio para fantasear y explorar tu sexualidad es maravilloso, pero ten en cuenta que la mayoría de lo que ves es ficción. Por ejemplo, en una escena de sexo anal no se ve la preparación previa (enemas, dilatación, lubricación). Esto puede llevar horas que se traducen en un vídeo de 5 minutos.
Lo peor de todo es que al intentar recrear esto en tu vida real, tú o tu pareja sufriréis y podéis acabar desarrollando miedo a ciertas prácticas sexuales.
6. Cada persona entiende la sexualidad de una manera
La sexualidad no es “o blanco o negro”. Hay un amplio abanico de colores en los que las personas se pueden situar. Aspectos como el poliamor o las relaciones abiertas lo demuestran.
También es importante no juzgar tus fantasías. Siempre y cuando las prácticas sexuales sean consensuadas y respetuosas con la otra persona, no hay nada de lo que avergonzarte.
7. Tu apetito sexual puede variar en el tiempo
Tendrás fases en las que te apetecerá tener sexo a todas horas. A veces te irás sin despedirte de la otra persona. Otras veces tendrás ganas de quedarte abrazado a ella toda la noche.
También llegarán rachas en las que lo único que te apetecerá será estar en tu casa viendo una película (con o sin pareja). El sexo será lo de menos.
Esto no es negativo ni significa nada. Tienes que aprender a escuchar tu cuerpo y, sobre todo, a no presionarte para hacer cosas que no te apetecen.
8. Tienes derecho a decir lo que sí te gusta y lo que no
El sexo va de la mano de la comunicación. Si en mitad del acto algo no te está gustando, tienes que decirlo claramente. Ayudar a tu pareja a entender tu placer es la mejor manera de garantizar una salud sexual completa.
Y por favor, no finjas un orgasmo. Si la forma en la que te están estimulando no te proporciona suficiente placer, puedes indicarle cómo mejorar o incluso masturbarte tú mientras mantenéis relaciones. Un orgasmo no es menos orgasmo porque tú intervengas para lograrlo.
9. No hay una edad límite para probar cosas nuevas
Si todos tus amigos han mantenido ya relaciones sexuales y tú no, no te presiones para hacerlo. Da igual que tengas 16, 19, 25 o 30 años.
Tampoco debes sentirte mal por disfrutar de prácticas más convencionales o, en la otra cara de la moneda, por tener parafilias o fetiches no normativos.
10. Para experimentar placer debes conocer tu cuerpo
Coge un espejo, siéntate en la cama e inspecciona tu cuerpo. Observa tu vagina o tu pene. Aprende cada lunar, cada marca y cada pliegue. Mira tu cuerpo hasta que pierdas la vergüenza. Y después de mirar, tócate. No con intención sexual, sino para conocerte mejor. Acaríciate, abrázate y disfruta en tu piel.
Después llegará el placer contigo mismo y con el tiempo, el placer con otras personas. No es una carrera, sino una ruta de senderismo con varias paradas.