La mayoría de los contagiados por coronavirus son asintomáticos o tienen síntomas leves gracias a la vacuna y a que prácticamente toda la población ya estaría inmunizada o ha pasado la enfermedad. Mientras tanto, Sanidad y comunidades autónomas debaten la cuarta dosis de la vacuna para mayores de 80 años.
Un estudio realizado en la Comunidad Valenciana concluye que casi el 97% tiene anticuerpos y que el 75% ha alcanzado la inmunidad celular, datos que pueden extrapolarse al resto de España. Salvador Peiró, investigador de Fisabio Salud Pública, explica que "prácticamente ya no quedan personas no vacunadas que no se hayan infectado".
La investigación llevada a cabo en sanitarios indica que la efectividad vacunal tras la administración de la pauta completa de Pfizer es del 91,7% -de 12 a 120 días después de su administración-, una cifra que aumenta hasta el 95,5% para la vacuna de Moderna. De este modo, la efectividad global para la prevención de infección grave es del 96,8%.
Casi la mitad de la población española, concretamente el 48%, ha tenido covid, el doble de lo que admiten las cifras oficiales. Aunque casi nadie conoce a los linfocitos T, tres de cada cuatro los tienen. No evitan contagiarse, pero sí nos protegen de la gravedad del virus. Por ello, pese al repunte de los contagios, las unidades de cuidados intensivos (UCI) siguen vacías.
El covid nos da así unos meses de respiro, hasta que la inmunidad decaiga o aparezca una nueva cepa. Entretanto, la preocupación de los médicos es otra: la gripe. De ahí, que muchos epidemiólogos defiendan el uso de mascarillas en interiores. Llevamos dos años sin una gran mortandad por la gripe y ahora, sin cubrirnos la nariz y la boca, los contagios pueden multiplicarse.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve la Semana Europea de Vacunación para visibilizar la inmunización a lo largo de la vida como modelo sanitario que beneficia no solo a los individuos sino también a los sistemas de salud.
Los datos de la Comunidad Valenciana reflejan que vacunando a la madre se consigue un 90% de efectividad evitando la enfermedad en el recién nacido. Ocurre lo mismo con la vacuna de la gripe, en la que además de proteger al bebé, también se protege a la mujer embarazada, que presenta mayor riesgo frente al grupo de mujeres no embarazadas.
Otra de las razones que apoyan la idea de la vacunación como un concepto global a lo largo de la vida es la desprotección de las personas inmunocomprometidas frente a infecciones cruzadas. Es el caso de las personas con diabetes o con EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica quienes por el tipo de medicación y/o tener las defensas más bajas son más propensas a padecer neumonía, gripe, herpes zóster, y cuadros más graves de estos. Por ello, las vacunas en estos colectivos podrían mejorar su calidad de vida.