Cuando crees que el 'influencer' al que sigues es tu amigo
Hablamos de las 'relaciones parasociales', en las que el internauta recibe muchísima información su ídolo, lo que genera una pseudocercanía
El 24% de los españoles preguntados cree que podría llegar a ser grandes amigos de los referentes a los que siguen, según un estudio de Kaspersky
"Cualquiera es susceptible de generar una relación así", dice el psicólogo Nacho Coller
Hace ya 17 años que Facebook, la primera red social, surgió entre un grupo de estudiantes de Harvard. Desde entonces, ésta y otras plataformas como Instagram, Twitter o TikTok se han integrado en nuestra vida diaria. Pero, ¿dónde está el límite entre el mundo físico y el virtual? Para muchos es difuso.
En concreto, en torno a un 24% de los españoles cree que podría llegar a ser grandes amigos de los influencers. Son las conclusiones de un estudio realizado por la empresa de seguridad Kaspersky a 15.000 personas de 25 países.
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En las redes, por su forma de funcionamiento, es fácil que surjan las denominadas 'relaciones parasociales' entre las figuras públicas y el usuario medio. Una interacción unidireccional, en la que el internauta recibe muchísima información de esta persona. Tanta que le puede hacer pensar que conoce a esta persona como si fuese un amigo cercano.
Preguntado sobre que perfil de persona es más proclive a caer en esto, el psicólogo y divulgador Nacho Coller apunta que "cualquiera es susceptible de generar una relación así". Sobre todo si chequear ciertas cuentas se vuelve un hábito rutinario: la fuerza de la costumbre refuerza estos comportamientos.
Relaciones parasociales, dar y no recibir
De acuerdo con los datos del informe, el 74% de los usuarios interactúa con los creadores de contenido a los que sigue, sobre todo comentando y reaccionando a sus publicaciones o historias. Aunque un 25% de los encuestados reconoce que incluso les ha mandado mensajes privados.
Aunque esos comentarios y 'me gusta' no recibirán en su mayoría respuesta, los seguidores se pueden identificar con esta persona, empatizar con ella o incluso enamorarse platónicamente. También se puede dar el caso que el sentimiento sea justo el contrario y que se esté pendiente de la vida de esa figura pública para despecharla o alegrarse de sus fracaso.
Muchos se levantan y acuestan mirando el contenido de estas personas. Esta pseudocercanía puede generar una falsa sensación de conocer al influencer. Unos pocos pueden llegar a "depender" del contenido de estas figuras públicas; así lo admite el 15% de los participantes en el estudio. "Al final ocurre como con una película de terror: hay gente que sabe que es ficción y la disfrutan y hay personas que se creen tanto la trama que lo pasan mal", ejemplifica el psicólogo.
La falsa perfección en el feed
feedUn 22% del los preguntados, indica que han conocido al algún influencer que siguen en persona. Podemos imaginar la decepción de un seguidor muy comprometido si su ídolo resulta ser muy diferente a cómo es detrás de la pantalla. "Hay que ser consciente de que la mayoría de figuras, especialmente aquellos que parecen perfectos, editan meticulosamente qué quieren mostrar", recuerda. "La búsqueda constante de la perfección es la antesala de la psicopatología, tanto para el usuario como para el influencer.
Y es que, tampoco hay que obviar que una relación parasocial puede ser negativa para aquellos que parecen recibir más. Con la admiración viene el hate y estar en el ojo público constantemente supone una gran presión. No son pocos referentes los que han admitido llevarlo mal -entre otros, la influencer con más seguidores de España, Dulceida- y ha habido algunos casos de suicidios entre la comunidad.
Entonces, ¿cómo es la mejor forma de no caer en esta espiral de distracción o dependencia? "No olvidar las relaciones bilaterales, que son recíprocas: las de cañas con los amigos, las comidas familiares, las películas en pareja. Si hace mucho que no quedas con tu círculo cercano, para y sal de casa", recomienda Coller. Como pequeño ejercicio propone "salir a pasear sin teléfono". En cuanto a los influencers que seguimos lo tiene claro: "Si una persona no muestra fallos, no se siente 'real', mejor no seguirla".
Buscar a la autoridad en redes
El informe apunta a que el 47% de los usuarios de España es consciente de que no todo lo que muestran las redes es así. Aunque Coller recuerda que todo el mundo tiene un sesgo cognitivo, es decir, "que tiende a escuchar a quién reafirma sus ideas". También entra en juego que a veces se asume que, como una persona tiene muchos seguidores o cierta relevancia, es una autoridad en muchas de las cosas que comparte.
Hace unas semanas, Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV, pedía a influencers y personajes públicos que promueven la inversión en criptomonedas "responsabilidad" para evitar estafas y fraudes a sus seguidores. "No hay que olvidar que muchas veces detrás de lo que anuncian o promocionan estas personas hay un negocio", señala Coller. Para él, si tienes que fiarte de una persona en redes, debes asegurarte que sea un experto o alguien con formación en esa área.
Privacidad y seguridad en Internet
Otro apartado del estudio trata sobre los riesgos de la privacidad y la seguridad cuando estamos en Internet. Basta con acceder a los ajustes del móvil y mirar qué permisos le concedemos a nuestras aplicaciones de uso diario. Acceso al micrófono, cámara, geolocalización, lista de contactos, correo electrónico, etc.
Aunque entre la gente de a pie se habla de datos que se comparten y móviles que "escuchan", Marc Rivero, analista de Kaspersky, comenta que "la gente no conoce el impacto de esto". De hecho, solo el 28% de los usuarios españoles dice conocer bien que hacen las empresas detrás Facebook, Twitter o Instagram con sus datos.
Normalmente nuestros patrones de consumo y datos se envían a empresas publicitarias, lo que se traduce en anuncios personalizados. "Cuando el servicio es gratuito, el producto eres tú", recalca Marc. Pero, también se pueden dar casos de robos de identidad. Un 29% de los encuestados conocían a alguien que había sufrido este problema.
¿La recomendación de Rivero? Minimizar los datos personales que damos. "Imagina que los dos caminamos por la calle y nos cruzamos. Somos desconocidos. Te ofrezco un caramelo y te pido tu nombre. Te parecería raro. Internet es lo mismo realmente". Incluso aboga por usar pseudónimos.
También recuerda que hay que tener cuidado con lo que se escribe en las redes, ya que es casi imposible de eliminar. "Lo que se escribe en Internet se escribe con sangre", concluye.