Faringitis y laringitis tienen como síntoma principal el dolor y la inflamación de garganta. Por ello, es difícil establecer de qué afección se trata atendiendo únicamente a este criterio. Aunque se parecen, faringitis y laringitis tienen síntomas y tratamientos diferentes.
Las gargantas inflamadas son uno de los problemas más comunes por los que los pacientes acuden a su médico de cabecera. En la mayor parte de los casos, este síntoma suele estar causado por infecciones o factores ambientales y acaba desapareciendo con el tiempo.
Sin embargo, es una molestia muy incómoda y es importante conocer cuál es el problema que sufrimos para llevar así un tratamiento adecuado. Hay cuatro diferencias entre ambas enfermedades que nos pueden ayudar a identificarlas.
En el caso de la faringitis, la zona afectada es justo detrás de la boca o de la faringe, es decir, la garganta. Según explican en Médico Plus, la faringe es el conducto que se sitúa en el cuello y que forma parte tanto del aparato respiratorio como del digestivo.
Mientras, en la laringitis la inflamación se produce en una zona más inferior de la garganta, en la caja de la voz o la laringe, destacan desde Clínica Internacional. Esta zona forma parte únicamente del aparato respiratoria y es la que lleva el aire a los pulmones.
En el primer caso, el motivo suele ser una enfermedad vírica, por lo que suele estar causada por un resfriado, una gripe o el coronavirus, aunque también puede producirse por causas no infecciosas como alergias, tensiones musculares o tabaquismo.
Además de estos motivos, en el caso de la laringitis, también puede estar provocada por infecciones bacterianas o micóticas, es decir, causadas por hongos.
Dolor para tragar, picazón en la garganta, dolor al hablar o tos productiva son algunos de los síntomas que acompañan al dolor de garganta en el caso de la faringitis. Mientras que la laringitis suele venir acompañada de otros síntomas como ronquera, pérdida de voz, tos seca, cosquilleo en la garganta o sensación de sequedad, recuerdan en Médico Plus.
La faringitis puede complicarse y desarrollar cuadros de falta de aliento, dolor en las articulaciones, dolor de oído, sangre en la saliva, o fiebre superior a 38 grados. En el caso de la laringitis, los síntomas pueden ser más graves y desarrollar una bronquitis o una neumonía, por encontrarse en una zona más profunda. De esta manera, pueden surgir complicaciones como dificultad para respirar, tos con sangre y fiebre de más de 39 grados.
La mejor manera de evitar la faringitis y la laringitis consiste en cuidar la higiene personal, mantenerse hidratado, limitar el consumo de alcohol y cafeína, así como no fumar e intentar evitar la exposición a elevadas dosis de contaminación.