El síndrome postvacacional existe. Si en el primer día de trabajo sientes un malestar genérico, apatía, irritabilidad y falta de concentración, ten por seguro que lo que lo estás sufriendo en tus propias carnes. No te alteres, les pasa a muchos/as, según la consultora Lee Hecht Harrison lo padecen el 41% de los trabajadores españoles. Este tipo de depresión es más frecuente en países donde disfrutan con periodos de vacaciones largos como es el caso de España y son más propensos aquellos que no lidian bien con la frustración, son menos resilientes o desarrollan su carrera profesional en un entorno hostil.
Es una afección leve, pese a que existen casos extremos que alargan los síntomas porque se desenvuelven en un ambiente negativo, y hay una serie de acciones que pueden ayudar a superarlo durante el periodo de adaptación. Te contamos cómo puedes hacer para que la vuelta a la rutina no se te haga cuesta arriba.
Vuelta a la rutina progresivamente
El mejor remedio, según atestigua el doctor Francisco Javier Lavilla, de la Clínica Universidad de Navarra, es la prevención. Todos los expertos coinciden en recomendar una vuelta paulatina a los horarios habituales de trabajo. "A medida que se acerca el fin de las vacaciones, es recomendable que el trabajador se levante cada día un poco más temprano y haga lo mismo a la hora de acostarse. De esta forma, el cuerpo no notará un cambio tan brusco", aconsejan desde la división del Grupo Adecco.
La disposición es primordial
El segundo punto a tener en cuenta es la actitud, clave para que el regreso a lo cotidiano sea más liviano. Hay que afrontar el final del descanso y la vuelta a casa con positivismo, aceptando los cambios de actividad y sabiendo valorar los días que hemos disfrutado de vacaciones y con nuestro entorno. Siendo optimista todo será mucho más llevadero.
Cuestión de anticiparse
No es recomendable regresar el día anterior a la incorporación laboral. Es aconsejable volver a nuestro hogar unos días antes para adaptarnos progresivamente a nuestro entorno y poder afrontar la actividad habitual con cierta calma y planear en nuestra cabeza aquellos cometidos que nos esperan en el puesto de trabajo, por lo menos ordenarlos de manera prioritaria. "Ordenar la mesa de trabajo evitando los montones caóticos. Se debe hacer un esfuerzo en intentar organizar la agenda, estableciéndose un plan de lucha real que intente afrontar las tareas pendientes con un orden de prioridades", indica el doctor.
Dividir las vacaciones
Si eres una persona que ya ha sufrido este síndrome en ocasiones anteriores, puede que debas plantearte la duración de las vacaciones de otra manera, repartiéndolas a lo largo del verano. Los especialistas nos recuerdan que los hábitos se establecen cada 21 días, de tal manera que será más complicado desquitarte de ellos si pasas tres semanas de descanso. Hay que plantearse la posibilidad de una semana suelta y luego dos seguidas, por ejemplo. "La división del periodo vacacional en varias partes, puede ayudar de forma importante a cumplir esos objetivos", subraya Lavilla.
Las buenas costumbres, perpetuarlas
Mantener actividades saludables en el periodo vacacional y aprovechar para alargarlas en el tiempo y convertirlas en costumbre. Opta por un deporte que puedas trasladar a tu cotidianeidad y trata de mantener una buena alimentación, cuantos menos abusos, mejor para tu salud y buen estado mental.