Sería un buen argumento de ‘La que se avecina’ de no ser algo tan vil y tan escalofriantemente real. Lamentablemente se siguen reportando casos de acoso a sanitarios, empleados de supermercados y otros profesionales en contacto con el público en su propios domicilio, aunque suelen ser comportamientos aislados, como la pintada con el mensaje de “rata contagiosa” que algún desaprensivo escribió en el coche de una ginecóloga de Barcelona dentro del garaje. Uno de los últimos se ha producido en una comunidad de Pamplona. Allí varias de las vecinas han sido señaladas como foco de contagio e invitados a marcharse mientras dure la pandemia.
"Tenemos conocimiento de que en varios pisos de esta comunidad viven mujeres que trabajan en supermercado. Pedimos a dichas personas que [... ] que utilicen las zonas comunes lo menos posible o busquen otro alojamiento lo que dure la pandemia, ya que sois un foco de contagio importante y tenemos familias que cuidar. No queremos correr riesgos". La Policía ya está intentando averiguar quién es el autor de esta nota anónima que apareció en el portal donde viven tres empleadas de supermercado porque podría haber incluido incurrió en un delito al catalogar a estas mujeres como foco de contagio. Cierto es que el portal inmediatamente se ha llenado de más carteles, en este caso de apoyo a las trabajadoras, hasta el punto de que ha aparecido una nueva nota del vecino pidiendo perdón alegando que se había dejado llevar por el miedo.
Muy similar es el caso de José Antonio, carnicero en el centro Comercial de Noya, La Coruña. Le pegaron un sobre en la puerta de casa en el que amablemente se le invitaba a buscar otro alojamiento. Ni corto ni perezoso, fue puerta por puerta buscando al autor de la nota, pero nadie dio la cara. Eso sí, todos los vecinos se solidarizaron con él. Huelga decir que José Antonio se encarga de encarga de cumplir con todas las medidas higiénicas al volver del trabajo: “no uso el ascensor, no toco el pasamanos de la escalera y uso guantes”.
Igualmente sangrante fue el acoso que ha sufrido Miriam, una empleada de un supermercado de Cartagena, Murcia, quien a través de las redes sociales ha querido denunciar la nota anónima que ha recibido por parte de uno de sus vecinos, quien cobardemente la metió por debajo de la puerta. En la nota pedía que abandonase el edificio porque el vecindario no quiere contagiarse de coronavirus al estar expuesta por su trabajo al público.
Ya son varios los trabajadores de supermercados y sanitarios que han dado a conocer este acoso los últimos días. La Guardia Civil les animan a denunciar estos hechos porque en algunos casos pueden llegar a ser hasta constitutivos de delito.