La crisis al acabar la universidad: “No me siento preparada, no sé cómo afrontar esto”
Marina Pinilla
Dos chicos estudiandoPEXELS
Rebeca, de 23 años, se ha sentido muy frustrada al acabar el grado de trabajo social
¿Qué es la crisis post-universidad? Cuando acabamos la carrera es normal sentirnos poco preparados y perdidos
Marina Pinilla, psicóloga, aporta varias recomendaciones para afrontar esta crisis vital
Cuando Rebeca G. ha terminado el grado de trabajo social con 23 años se ha sentido tan agobiada que todos estos años le han parecido una pérdida de tiempo. Las salidas que le habían prometido sus profesores sólo son accesibles para unos pocos. La única opción es hacer un máster, opositar o trabajar de algo no relacionado con sus estudios.
“No estoy preparada para nada, no sé cómo afrontar esto”, confiesa la joven. “Me siento muy perdida. Estos meses están siendo como si me tirasen un montón de agua helada encima”, cuenta Rebeca, a lo que se suma la presión de sus padres: “es una exigencia que me creo yo, pero mis padres también influyen. Constantemente me preguntan que cuándo trabajaré de lo mío, que si tan difícil es, que eche currículums como si no lo hiciera ya, y me agobian muchísimo”, relata. Su experiencia no es algo aislado.
Desde que somos pequeños fantaseamos con la vida adulta. Nos imaginamos siendo mayores –o lo que en ese momento creemos que es “ser mayor”– con una casa en propiedad, nuestra alma gemela, hijos y el trabajo de nuestros sueños. Luego crecemos y nos damos cuenta de que esa historia es más propia de Disney que de la vida real.
La primera gran decepción suele llegar en la época universitaria, y es que tendemos a idealizar esa etapa sin darnos cuenta de que habrá asignaturas que no nos gustarán, profesores injustos y que hacer amigos no será tan fácil como lo habíamos imaginado. Superado este bache, terminamos la carrera con una idea más o menos estable de nuestro futuro. ¿Qué ocurre entonces? Que, de nuevo, nos adentramos en una película de fantasía alejándonos de la vida real.
Acabar la universidad es un momento crítico que puede afectar a nuestra salud mental. Al darnos cuenta de que nuestras expectativas no se cumplen, experimentamos diferentes emociones y pensamientos desagradables:
Creemos que hemos perdido el tiempo.
Nuestra autoestima se ve deteriorada.
Sentimos envidia de compañeros que han conseguido trabajo.
Nos sentimos decepcionados con nosotros mismos o con la carrera.
Nos culpamos por no conseguir trabajo, ignorando las condiciones precarias del mercado laboral.
Experimentamos ansiedad.
Podemos atravesar periodos de tristeza e incluso depresión.
En definitiva, nos sentimos perdidos. Es como si hubiésemos subido una montaña muy alta y en la cima nos hubiésemos encontrado con un paisaje totalmente decepcionante, y encima estamos sin oxígeno.
¿Por qué se produce esta crisis?
Expectativas desajustadas Cuando se produjo la crisis de 2008 se instauró una creencia que todavía sigue vigente: «si estudias tienes un futuro asegurado». Nuestros padres se aferraron a este mantra y crecimos con la certeza de que tras la universidad se abriría un océano de posibilidades. Al acabar la universidad descubrimos que esa fantasía no se cumple. Hay poco trabajo, y el que hay o bien se rige por condiciones laborales basura, o bien exige tener un grado, dos másteres y cinco años de experiencia. ¡Sólo les falta pedir sangre de unicornio!
Mucha teoría, poca práctica De 240 créditos lectivos, el día de mañana le vas a sacar partido a menos de la mitad. Ojo, esto no significa que hayamos perdido el tiempo. Hay asignaturas básicas que son necesarias y otras que son muy útiles de cara al futuro laboral, pero también hay asignaturas que están mal planteadas, que no se enseñan de forma práctica, o que suponen una pérdida de tiempo. En consecuencia, cuando nos graduamos es normal sentir que sabemos mucho, pero no tenemos ni idea de cómo aplicarlo a la vida real.
¡Adiós estudiar y salir de fiesta! ¡Hola nueva rutina! Cuando estamos en la universidad tenemos una vida muy rutinaria y eso nos da seguridad. Despertarte, ir a clase, comer con tus compañeros de piso o de clase, estudiar en la biblioteca rodeado de gente y salir de fiesta. Al graduarnos tenemos que reajustar esa rutina y nos podemos sentir perdidos.
Cambio de amistades Acaba la universidad y todos tus amigos siguen con su vida. Algunos encuentran trabajo, otros se vuelven a su ciudad, otros viajan al extranjero… Y tú te ves solo, sin ese apoyo que durante cuatro años te ha acompañado. Cada uno sigue su camino, pero, ¿y cuál es el tuyo? Responder a esa pregunta mientras todo el mundo avanza no es fácil.
Vuelta al nido Muchos estudiantes tienen que volver a casa de sus padres porque no encuentran trabajo, no van a seguir ampliando sus estudios y, sobre todo, no tienen dinero para poder vivir solos. Esta decisión puede afectar a nuestra autoestima, haciéndonos sentir fracasados o incluso podemos sentir que estamos atrapados en una adolescencia eterna cuando lo único que queremos ser es adultos independientes.
¿Cómo superar esta crisis?
Lo primero que debes saber es que no eres el único en sentirte así. Aunque puede parecer un consejo banal, en esos momentos es muy habitual sentirnos culpables y pensar que todos nuestros amigos tienen claro qué hacer con su vida. Estás perdido, pero muchas de las personas de tu edad también están igual. Eso no soluciona el problema, pero ayuda a sentirse comprendido.
Un chico tristeyasss.es
Por otro lado, no tienes que pasar por esto solo:
Habla con tus antiguos compañeros de clase. Te sorprenderá lo mucho que te entienden.
Explícale a tu familia cómo te sientes para que no te presionen tanto.
Ponte en contacto con algún profesor con el que tuviste buena relación para que te ayude a valorar tus opciones.
Intenta conocer a personas que hayan estudiado lo mismo y estén trabajando para que te aconsejen. Parece una tontería, pero seguramente se hayan sentido como tú y estarán encantadas de echarte una mano.
Tómate unos meses para aclarar tus ideas y ampliar tu formación. No tienes que invertir dinero ya que en internet hay muchos recursos gratuitos: cursos, jornadas online o en tu ciudad, charlas… Infórmate y amplía tu currículum, pero también la perspectiva sobre tu futuro laboral.