El 16 de octubre es el Día Europeo del Paro Cardíaco para aumentar la concienciación sobre cómo actuar ante una situación límite como un infarto en la calle. Saber intervenir rápidamente y con decisión puede ser clave antes de que lleguen los equipos de emergencias. El masaje cardíaco salva a seis de cada diez personas que sufren un infarto.
A Francisco Ballesteros, estudiante de Enfermería, no le tembló el pulso cuando haciendo deporte encontró a un hombre en parada. Lo estaban atendiendo pero hacía falta ayuda “Yo me identifiqué como alumno de Emergencias Sanitarias, entonces, sin problema me dijeron: ‘coge unos guantes y dale caña’. Empecé a machacar el pecho y por suerte, nada, ni 30 segundos estuve, me dijo el médico: ‘para un momento’. Y tomó pulso”, cuenta.
Actuar rápido es fundamental para salvar una vida. Para realizar el masaje cardíaco lo primero que hay que hacer es colocar una mascarilla. Después, avise al 112, y no titubee: contamos tres dedos por encima del esternón y “en el centro del tórax, entrelazamos una mano con la otra, brazos completamente perpendiculares” y empezamos las compresiones, explica Miguel Ángel Andrade, enfermero del Samu, indicando que se deben hacer "a un ritmo de 100-120 por minuto. ¿Durante cuánto tiempo? Cada dos minutos vamos a hacer una revaluación".
El masaje es aún es más fácil si la persona se desploma en un lugar con desfibrilador. En este caso, pídanlo gritando y actúen sin miedo, aunque no tengan conocimiento porque el aparato “va dando todas las instrucciones, todo lo que tengo que ir haciendo yo sobre la marcha me lo va explicando”, dice Cristian Estévez, enfermero.
Y, como es normal, que en un momento de estrés no recuerden el ritmo adecuado, basta con cantar la conocida canción de ‘La Macarena’ al ritmo de las compresiones porque no hay mejor melodía que salvar una vida.