El SARS-CoV-2 no parece ser un salvaje destructor de células, a pesar de que la tasa de mortalidad del COVID-19, hasta el momento, es aproximadamente 10 veces mayor que la de la gripe. Unos científicos de la Universidad de California (San Francisco, EE. UU.) han descubierto que el coronavirus es menos citopático que la gripe común, es decir, las celulas infectadas de gripe común mueren antes que las que están infectadas por coronavirus.
"Una de las cosas más extrañas de este nuevo coronavirus es que no parece ser increíblemente citopático, es decir, que mata las células", declaró a Medical Xpress el profesor de Patología Experimental de la UCSF y presidente de la iniciativa Bakar ImmunoX, Max Krummel.
"La gripe es realmente citopática; si se agrega [el virus de influenza] a las células humanas en una placa de Petri, las células estallan en 18 horas", dice Krummel. En cambio, cuando los investigadores de la UCSF agregaron en una placa de Petri con células humanas el virus SARS-CoV-2, muchas de las células infectadas no murieron en mucho tiempo. Krummel afirma que este hecho representa "datos bastante convincentes de que tal vez no estamos tratando con un virus muy agresivo".
En la UCSF sospechan que la causa principal de la muerte de los pacientes con COVID-19 puede ser su propio sistema inmunitario, que inicia un contraataque demasiado intenso al SARS-CoV-2.
Este contraataque —extraordinariamente complejo y que incluye muchas tácticas, células y moléculas— ha sido observado por los investigadores de la UCSF en más de 30 personas con coronavirus en el marco de su estudio COMET (COVID-19 Multi-Phenotyping for Effective Therapies). De acuerdo con Krummel, un análisis temprano de los datos recolectados sugiere que los sistemas inmunes de muchos pacientes con COVID-19 se movilizan de manera diferente y más agresiva contra el SARS-CoV-2 que contra los virus de la influenza, que causan la gripe.
Como resultado, los pulmones de los pacientes quedan "devastados", no solo por el virus, sino por esta "batalla inmunológica que salió mal", afirman los científicos. Esta respuesta inmune 'no autorizada' podría explicar por qué, alrededor del día 11 de una infección por coronavirus los pacientes a menudo desarrollan una neumonía grave conocida como 'síndrome de dificultad respiratoria aguda' o SDRA. Además, el proyecto COMET ha confirmado estudios anteriores sobre los daños que el nuevo coronavirus causa en otros órganos y sistemas del cuerpo de un infectado.
Actualmente, los investigadores de COMET están en busca de las terapias para la COVID-19 que puedan controlar la respuesta excesiva del sistema inmunitario del paciente. Supone "una línea muy fina entre terapéutica y perjudicial", ya que una intervención incorrecta podría afectar el sistema inmunitario de tal modo que no sería capaz de luchar contra infecciones en general.