En un momento en el que muchos países vuelven a imponer restricciones para frenar al coronavirus y la segunda ola de infecciones, China vive la otra cara de la moneda, manteniendo la situación bajo control. Después de haber sido el foco inicial de la pandemia de covid19, actualmente la nación asiática ocupa el puesto 46 del mundo en cuanto a casos, con algo más de 90.600 positivos para una población de 1.400 millones de personas, según los datos de la Universidad Johns Hopkins.
El 7 de octubre, China reportó siete nuevos casos de infección, mientras que ese mismo día EEUU, el país más afectado por la pandemia, informó de más de 52.500 infectados. Además, el número de casos confirmados del virus en EEUU es 82 veces superior al de China (más de 7,5 millones frente a más de 90.600) y la cifra de muertos, 44 veces más alta (más de 212.000 frente a más de 4.700).
El éxito de China en la lucha contra la pandemia ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En septiembre, el director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, felicitó al país por no tener ni un solo caso local de covid19 en dos semanas. La situación se desarrolló de manera similar a la de abril, cuando por primera vez en China se registraron solo casos importados de la infección y el número de muertes se redujo a cero.
Según varios expertos, la introducción de restricciones estrictas fue lo que ayudó a China a prevenir la propagación del virus y superar con éxito la pandemia. La cuarentena total en la provincia de Hubei, foco inicial de la infección del coronavirus, fue impuesta el 23 de enero. Posteriormente Pekín comenzó gradualmente a imponer restricciones en todo el país, y se cerraron escuelas, centros deportivos, bares y otros lugares públicos. Las autoridades restringieron el movimiento de los ciudadanos y obligaron a usar mascarillas.
China también empleó funciones de seguimiento en aplicaciones de Alibaba Group y Tencent para rastrear los contactos de los infectados. Así, antes de entrar en lugares públicos todo el mundo tenía la obligación de mostrar su código de color (rojo, amarillo o verde), que se actualizaba automáticamente analizando los datos personales obtenidos de cámaras CCTV o sistemas de geolocalización.
Como resultado de todo ello, a principios de marzo China logró reducir significativamente la tasa de incidencia. Si en febrero el aumento diario oscilaba entre 2.000 y 3.500 casos, en marzo la cifra ya había disminuido a 30 y posteriormente a cero casos al día.
Sin embargo, aunque la situación en el país se mantiene estable, los expertos no descartan la probabilidad de una segunda ola. "En China, la gente ha estado preguntando si habrá una segunda ola de la pandemia en invierno. Ahora que Europa está experimentando una segunda ola, es inevitable que veamos una segunda ola de infecciones", señaló el director del departamento de enfermedades infecciosas del Hospital Huashan de Shanghái, Zhang Wenhog.