Todo alrededor del coronavorus y Carmen Calvo es extraño. Primero fue negativo pero sin estar claramente confirmado, luego se reconoció su positivo, su ingreso creó polémica por ir a una clínica privada, como hacen por su mutualidad el 80% de los funcionarios - Esperanza Aguirre, firme defensora de lo privado fue a un hospital público- y ahora, horas después de anunciar su positivo es dada de alta. Buena noticia para un Gobierno que teme que Iglesias adquiera más poder del que tiene y porque, obviamente, demuestra que Calvo se ha recuperado. Calvo no ha necesitado seguir ingresada.
El equipo médico que la está tratando por Covid-19 considera que la evolución de su estado de salud es positiva y no necesita mantener la hospitalización. Por prescripción facultativa, seguirá el tratamiento médico necesario en su domicilio, manteniendo el aislamiento.
Calvo, de 62 años, estaba hospitalizada desde del pasado domingo en una clínica de Madrid, a la que acudió por una infección respiratoria. La vicepresidenta es la tercera integrante del Gobierno con coronavirus, junto a las ministras de Igualdad, Irene Montero, y de Política Territorial, Carolina Darias.
Las dos ministras también se están recuperando en sus respectivos domicilios guardando la debida cuarentena, según dijo este martes la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, en rueda de prensa posterior al Consejo de ministros.
Montero y Darias dieron positivo el pasado 12 de marzo, días después de haber participado en la multitudinaria manifestación del Día de la Mujer en Madrid, el día 8, en cuya cabecera estaba la vicepresidenta Calvo, así como la esposa del presidente Pedro Sánchez, Begoña Gómez, también contagiada con el COVID-19.