A falta de unos días para que termine, las altas temperaturas y el coronavirus han provocado 3.500 muertes más de las esperadas este verano, aunque esa sobremortalidad se ha repartido solo por siete comunidades: Madrid, Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura y Castilla y León, con 59 en esta última.
En todo el año, el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) ha detectado tres periodos de exceso de la mortalidad, el primero el comprendido entre el 10 de marzo y el 9 de mayo y que coincidió con el pico de la pandemia, y otros dos que ya son más habituales porque suelen producirse todos los veranos como consecuencia del calor.
Para el primero, este sistema, que mide la mortalidad por todas las causas que obtiene a través de la información de los registros civiles de España, calculó que se producirían 67.911 defunciones, pero en realidad hubo que lamentar 111.253, es decir, un exceso de 43.342, un 63,8 % más.
En los mismos días, habían fallecido 26.440 personas con una PCR positiva en coronavirus, según la serie histórica del Ministerio de Sanidad.
Los otros periodos se enmarcan bien entrado el verano: uno, entre el 27 de julio y el 15 de agosto, en mitad del cual se produjo una ola de calor en toda la península y Baleares, y el otro, del 17 al 31 del mismo mes.
La estimación del MoMo es que entre el 27 de julio y el 15 de agosto hubieran muerto 20.293 personas, pero han sido 22.853, es decir, 2.560 más, lo que supone un exceso del 12,6 %.
Y en el caso de la tercera etapa, ese exceso se reduce al 4,7 %, ya que de los 14.845 decesos esperados se han producido exactamente un millar más.
En total, el MoMo estima 3.560 muertes no esperadas en lo que va de verano, pero ¿se pueden achacar al calor o a la pandemia?
La cifra no resulta excesivamente llamativa en este momento del año a varios expertos consultados por Efe: en el verano de 2019 se estimaron 2.103 defunciones atribuibles a temperaturas elevadas, aunque ha habido otros, como el de 2003, en el que la gran ola de calor que azotó Europa se saldó en España con 5.635 muertes más de las esperadas; en 2015 fueron 2.603, al año siguiente 2.291...
Sin embargo, insisten en que el MoMo no distingue el motivo del deceso, con lo cual es difícil atribuirlo a una razón u otra, y si bien no niegan que el coronavirus está detrás de parte de estas muertes de más, señalan que también el calor ha tenido un peso importante, por lo que no es imposible delimitar con números si ha sido por una causa, por la otra, por una combinación de ambas e incluso por otras.
Tan solo se puede, de momento, cuantificar cuántas personas de las fallecidas en uno y otro periodo tenían una PCR positiva: en el primero 293, y en el segundo 423. En total, 719.
Existe otra herramienta para medir el exceso de mortalidad específico del verano, el MoMo Calor, que se centra desde hace años en la vigilancia de las defunciones diarias asociadas al exceso de temperatura, y que este año eleva a 1.841.
No obstante, el exceso no se aprecia hasta el 18 de julio y, más concretamente, a partir del 29, cuando se produjeron 50 decesos más de los que cabía suponer, y se prolonga, con días de bajadas, hasta el 10 de agosto.
De hecho, las temperaturas más elevadas se registraron durante la ola de calor que se prolongó desde el 25 de julio -un julio que, además, ha sido el más caluroso desde 1965, solo superado por los de 2015 y 2006- hasta el 2 de agosto.
En este punto, los expertos consultados vuelven a repetir: a las altas temperaturas se les puede achacar con mucha certeza 1.841 fallecimientos, pero este año la cifra también es compatible con el coronavirus.
Otra diferencia que marca este año es que, al contrario de lo que suele suceder en los meses estivales, este verano han fallecido menos hombres que mujeres, que representan el 66 %: 1.473 frente a 2.384.
Pero como sí es habitual, la inmensa mayoría, 3.024, pertenecen al grupo de edad de mayores de 74 años, que constituyen el 84 % de esas muertes en exceso.
Le sigue el de menores de 65 años, con 241, un 6,7 % del total, cifra muy parecida al del último grupo, que es el formado por personas de entre 65 y 74 años, que suman 229, un 6,4 %.
El exceso de fallecidos de primavera se dio en todas las comunidades, no así en verano, cuando el número de muertes se ha mantenido dentro de los niveles esperados en Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Galicia, Murcia, Navarra, País Vasco y La Rioja.
Por el contrario, hay regiones que presentan incluso tres etapas de sobremortalidad en lo que va de verano, como es el caso de la Comunidad Valenciana, donde entre el 28 de julio y el 8 de agosto se han apreciado 203 decesos de más; del 10 al 15 de este mes, 99; y del 26 al 30, 71. En total, 373.
Aunque la que tiene la cifra más alta es Madrid, que también presenta cuatro periodos de exceso este año pero solo dos en los meses estivales, ya que los otros se dieron en primavera: uno es el que va del 31 de julio al 11 de agosto, con 234 fallecimientos no esperados, y otro del día 17 de agosto al 1 de septiembre, en el que la cifra sube a 288.
Le siguen otras de las comunidades más castigadas por los brotes este verano: Cataluña, con 548 decesos entre el 28 de julio y el 17 de agosto; Andalucía, con 306, en su caso entre el 28 de julio al 6 de agosto; y Aragón, con 156 muertes del 4 al 15 de agosto.
Por último, están Extremadura (89 fallecidos entre el 15 y el 23 de julio) y Castilla y León, que ha registrado 59 defunciones en exceso del 26 al 29 del mes pasado.