Tres cosas a evitar cuando entras en un bucle de rumiación: "Si pienso en no pensar, ya estoy pensando"

Tres cosas que tienes que evitar cuando entras en un bucle de rumiación

Hay pocas cosas peores que darle vueltas a una idea recurrente sin encontrar una solución satisfactoria. Los pensamientos rumiantes son cavilaciones en bucle que no solo provocan inquietud y angustia, sino que conducen al agotamiento físico. "Si te descubres hablando constantemente del mismo tema, si tus pensamientos se han convertido en una prisión que te llena de ansiedad y angustia y te aleja del presente, o si sientes que estás atrapado en un bucle mental que parece devorarte, es una señal de alerta", advierte la la psicóloga Júlia Pascual, autora de 'No te comas el coco'.

La rumiación es un fenómeno que puede afectar a cualquiera, pero que se suele asociar con el perfeccionismo. Quienes lo padecen se focalizan revivir eventos del pasado y preocuparse en exceso por el futuro, centrándose en aspectos negativos de su vida sin que haya motivo para ello. Existe una discrepancia entre lo que son y lo que, según ellos, deberían ser. Los pensamientos rumiantes son factores de vulnerabilidad para muchos trastornos mentales.

¿Cuándo deberíamos empezar a preocuparnos? "Si notas que te refugias en casa, en las redes sociales, en series o videojuegos o en no parar de trabajar para evitar pensar y sentir. También cuando empiezas a evitar ciertos lugares por miedo a que se disparen tus pensamientos o cuando sientes la necesidad de consultarlo todo con alguien antes de tomar decisiones", responde Pascual. "En resumen, cuando pensar deja de ayudarte y comienza a hacerte daño, generando sufrimiento, es importante pedir ayuda", concluye.

La clave está en recuperar el control de la mente. Sentir que la dirigimos nosotros y no que ella no domina. Teniendo en cuenta esto, hay tres cosas que debemos evitar cuando estamos en un bucle de rumiación:

Intentar suprimir los pensamientos

Cuanto más intentamos no pensar en algo, más fuerte se vuelve. No se trata de evitar pensar, sino de restarle importancia a esos pensamientos y bloquear la respuesta que nos atrapa en el sufrimiento. "Es como si intentaras no imaginar un elefante rosa: cuanto más lo evitas, más aparece. En lugar de luchar contra los pensamientos, déjalos estar sin darles importancia", explica la psicóloga.

Buscar respuestas absolutas

La mente rumiadora quiere certezas, pero la vida está llena de incertidumbre. No hay, por tanto, una decisión perfecta, por lo que debemos acostumbrarnos a tomar decisiones sin esperar sentirnos 100% seguros. "Preguntarte '¿Por qué me pasa esto?' o '¿Y si no tomo la mejor decisión?' solo alimenta el bucle. Cambia el enfoque a '¿Cómo puedo gestionarlo?' y actúa", sugiere Pascual.

Quedarte inmóvil no parando de pensar

El cuerpo y la mente están conectados. Quedarse quieto conduce a que los pensamientos tomen el control. Busca actividades que te interesen y te distraigan. La distracción puede ayudar a romper el ciclo de rumiación. "Muévete, cambia de actividad, sal a caminar o haz ejercicio", añade la experta.

Las frases antídoto

En resumen, se trata de asumir riesgos tomando decisiones. "No asumirlos nunca nos expone a un peligro mayor: perder nuestra salud mental", justifica Pascual. Para ayudar a frenar los bucles de sobrepensamiento y desactivar los pensamientos trampa, la psicóloga propone una serie de frases antídoto diseñadas para cambiar la perspectiva y salir de los patrones de pensamiento disfuncionales. Estas son algunas de las frases que propone en su libro 'No te comas el coco' (Vergara).

  • "Si pienso en no pensar, ya estoy pensando". Nos recuerda que intentar suprimir pensamientos solo los refuerza.
  • "Cuando no acepto la incertidumbre, no acepto la vida". Nos ayuda a entender que la certeza absoluta no existe y que debemos aprender a convivir con la incertidumbre sin dejarnos paralizar por ella.
  • "No se trata de pensar menos, sino de pensar mejor". En lugar de intentar apagar la mente, debemos aprender a gestionarla estratégicamente.
  • "Mueve el cuerpo para frenar el coco". Nos recuerda que la inacción alimenta la rumiación, y que el movimiento físico ayuda a cortar los pensamientos repetitivos.