"Si asoma el sol en algún punto de España me avisáis y voy, lo juro no aguanto más", "Mujer nacida en el Mediterráneo muere por estar 10 días sin ver el sol", "Estoy a un par de días más de lluvia de tener un mental breakdown total"... son algunos de los mensajes que han proliferado en las redes sociales como reacción a la sucesión de semanas de lluvia y frío que estamos encadenando en España. Las conversaciones sobre este mal tiempo que no cesa están en todas partes y no se prevé que desaparezcan en las próximas jornadas, pero, más allá del chascarrillo quejica, ¿ puede el clima influir realmente en nuestro estado de ánimo?
Lo cierto es que el no poder salir de casa o tener que hacerlo siempre con paraguas puede llegar a afectarnos mucho psicológicamente, aunque no a todos por igual. Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ‘¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta’, nos explica que estos días se está dando un fenómeno llamado trastorno afectivo estacional (TAE), que es una especie de depresión muy frecuente en épocas de poca luz, en otoño y en invierno, que tiene que ver con la melancolía y la tristeza.
"Significa que tu estado de ánimo baja. Esto tiene bases biológicas porque a nivel hormonal la falta de luz solar afecta a la producción de serotonina, la hormona de la felicidad. Y también se altera la melatonina, relacionada con el sueño", subraya la experta. Esto explica que la gente duerma peor, tenga la energía más baja y esté mucho menos animada. De hecho, "el mes de marzo es el que acumula más rupturas de parejas no casadas a lo largo del año, y es por culpa del estado de ánimo", apunta.
Pero además del TAE, con el mal tiempo también aumentan los casos de ansiedad, depresión, síndrome de la cabaña, suicidios... "La reducción de actividades al aire libre limita mucho la socialización. Y España es un país de bares, de salir, de hacer vida fuera de casa. Estar entre cuatro paredes, no poder salir o hacer ejercicio al aire libre, claro que afecta. El clima y la salud mental están íntimamente relacionados", indica Ferreiro.
La falta de interacción social y actividad física puede contribuir a un estado emocional negativo al que son más propensas las personas meteorosensibles, es decir, aquellas que experimentan síntomas físicos o emocionales en respuesta a cambios en variables meteorológicas como la temperatura, la humedad, la presión atmosférica o el viento. "Suelen ser los bebés, los adolescentes a los que la falta de sol les puede inducir más rabietas o falta de concentración; los mayores, a quienes impacta mucho en las articulaciones; y las mujeres, que están más susceptibles y emocionales", según la experta.
Y, por supuesto, padecer dolor físico de tipo crónico, artritis o problemas musculares también va a repercutir más en el aspecto mental cuando el tiempo no acompaña. Cuando el cuerpo duele, la calidad del sueño disminuye y la fatiga aumenta. Y todo esto repercute negativamente en el estado de ánimo.
Sin embargo, no a todo el mundo le afecta negativamente la lluvia. Al contrario, algunas personas la encuentran reconfortante y placentera. Se trata de la puvliofilia, o el amor por la lluvia que sienten quienes prefieren los cielos grises vistos a través de la ventana, el sonido de las gotas de agua cayendo sobre las aceras o el olor refrescante que queda después de llover. "Es un ruido blanco que calma, que evoca recuerdos agradables, de introspección, de tranquilidad y te sumerge en lo profundo", explica Ferreiro. Y, por supuesto, la lluvia tampoco influye de la misma manera a los habitantes del norte del país, que "lo gestionan mucho mejor que los de Madrid o el sur peninsular porque ya están adaptados a la lluvia todo el año".
Teniendo todo esto en cuenta, ¿hay estrategias psicológicas que nos permitan minimizar el impacto negativo de los días lluviosos en el estado de ánimo? Lara Ferreiro nos sugiere varias pautas: