Hay algunas zonas del cuerpo que tienen cierta predisposición a los golpes, las rodillas son una de ellas. No obstante, un golpe no es la única manera en la que podemos lesionarnos esta zona del cuerpo, por lo que, además de tener cuidado al sentarnos y levantarnos y al caminar por casa de noche sin encender la luz, hay otras cosas que podemos hacer para proteger esta zona, tan delicada y tendente a lesiones, sobre todo en el caso de las personas que hacen deporte.
Si el daño ya está hecho, no hay duda de que lo mejor es ponerse en manos de especialistas para poder recuperarse lo mejor posible, pero no hay duda de que una buena prevención puede evitarnos llegar hasta ese punto, por lo que no está de más conocer los pequeños consejos y tips que se pueden seguir para evitar hacernos daño mientras hacemos deporte y que pueda llegar a ser importante.
Para evitar daños musculares, calentar antes de hacer deporte es esencial. En ocasiones tendemos a pensar que no es tan importante, pero eso es un error que no conviene cometer.
Un calzado apropiado puede evitarnos muchos dolores y algunos daños, entre ellos el de rodillas, sobre todo entre quienes hacen deporte, pasan horas de pie o caminando.
Las rodillas son articulaciones de carga, sujetan todo el peso del cuerpo, por lo que mantener un peso adecuado puede ayudarnos a que no se sobrecarguen.
Los músculos se encargan de proteger los huesos y también las articulaciones, por lo que mantener un buen tono muscular hará que evitemos lesionarnos. Ejercicios como la natación y el yoga pueden ayudar a ganar estabilidad sin preocuparnos por el impacto.
Al hacer ejercicio, la superficie escogida puede ser clave para evitar hacernos daño en las rodillas, reducimos riesgos si el suelo es regular, un poco amortiguado, estable y cómodo.
Evita los movimientos bruscos y explosivos, porque estos aumentan el riesgo de lesiones serias, como el desgarro del ligamento cruzado anterior, uno de los más frecuentes.
Mientras hacemos ejercicio es importante escuchar a nuestro cuerpo, intentar mejorar y avanzar es lo indicado, pero siempre siendo conscientes de hasta dónde podemos llegar. Es mejor evitar sobreesfuerzos que puedan desembocar en lesiones como sobrecargas musculares o molestias articulares.
Si ya existe una lesión previa, es importante prestar mucha más atención a todo esto. En caso de estar trabajando con un entrenador, es importante compartir esta información, ir poco a poco y no tratar de avanzar demasiado deprisa o pretender que la lesión nunca existió. El cuerpo necesita recuperarse.
Una protección si es necesario porque en algunos deportes evitar choques no es sencillo y la prevención es la mejor herramienta.
Por supuesto, ante un daño o dolor, lo mejor es siempre ponerse en manos de un especialista y no dejarlo pasar, sobre todo si es algo nuevo o que no sabemos bien cómo tratar porque podemos estar equivocándonos, aplicando calor cuando es mejor el frío, por ejemplo, o dejando pasar una pequeña lesión y al ignorarla convertirla en algo más grave.