La incapacidad permanente es aquella situación en la que un trabajador, después de haber sufrido un accidente de trabajo o habérsele diagnosticado una enfermedad profesional, y haber seguido el tratamiento médico correspondiente, tiene secuelas previsiblemente definitivas que le impiden realizar su trabajo o que disminuyen su capacidad laboral.
En la incapacidad permanente, existen distintos tipos de gravedad y, en función de esta, podrá ser parcial, total, absoluta o en su caso, dar lugar a la gran invalidez, tal y como se regula en el artículo 194 de la LGSS.
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Todas estas incapacidades son concedidas por la Seguridad Social, y pueden ser revisadas por el tribunal médico según su criterio, por mejoría o empeoramiento, dentro del plazo que aparecerá en la propia notificación en la que se comunica el reconocimiento de la incapacidad.
El derecho a una incapacidad permanente conlleva el cumplimiento de una serie de requisitos como son:
En primer lugar, se debe estar dado de alta en la Seguridad Social o en una situación asimilada.
Asimismo, debe existir una situación médica en la que se den limitaciones anatómicas o funcionales que, en principio, sean definitivas o irreversibles o que no tengan posibilidad de mejora a corto plazo.
Por otro lado, cada incapacidad permanente y dependiendo de la causa por la que se hubiera generado, exige un tiempo mínimo de cotización. La única excepción es que la incapacidad permanente se produzca por una enfermedad profesional o por un accidente laboral, en cuyo caso no se regula un período mínimo.
Las evaluaciones de incapacidad, así como sus revisiones, son realizadas por un Tribunal Médico del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Este organismo valora la situación del trabajador mediante la redacción de informes que posteriormente son utilizados por la Seguridad Social para decidir sobre la concesión de la prestación.
Preguntas habituales en el tribunal médico
Para someterse a la evaluación, es vital que el solicitante esté bien preparado. Esto incluye proporcionar información y documentos claros al médico examinador. La información que tendrá en cuenta son las preguntas sobre el estado actual del paciente, la que obtenga de una exploración física detallada y de un cuestionario psicológico. Estas evaluaciones pueden incluir pruebas específicas según la dolencia reportada, como ejercicios para valorar la movilidad en casos de lumbalgia.
Los miembros del tribunal realizarán una serie de preguntas para evaluar el estado del solicitante. Algunas de las preguntas más comunes son estas, según El Confidencial:
¿Cómo te encuentras?: es una de las preguntas iniciales, cuyo objetivo es conocer el estado físico y emocional del solicitante. No es solo una cortesía, sino una forma de valorar la percepción personal del trabajador sobre su estado de salud.
¿Dónde te duele?: con esta pregunta, el tribunal intenta identificar las áreas afectadas por la enfermedad o lesión, para entender mejor el grado de limitación que provoca en el trabajador.
¿Has venido solo o acompañado?: aunque parece una pregunta trivial, en realidad busca determinar el nivel de autonomía del solicitante. Si alguien necesita ayuda para desplazarse, puede ser un indicativo de una incapacidad más severa.
¿Has mejorado mientras has estado de baja?: el tribunal quiere saber si el tratamiento recibido durante la baja temporal ha tenido algún efecto positivo. Una respuesta afirmativa puede ser interpretada como una señal de mejoría, lo que influye en la evaluación.
¿Qué tareas desempeñabas en tu trabajo? o ¿Cómo te afecta en tu trabajo?: el objetivo es identificar las actividades laborales que realizaba el solicitante antes de la baja, y analizar si su condición actual le permite o no realizar dichas tareas.
¿Te encuentras mejor que antes?: aunque pueda parecer inofensiva, esta pregunta busca identificar si el solicitante ha experimentado alguna mejora en su estado de salud. Una respuesta afirmativa puede ser utilizada en su contra para minimizar el grado de incapacidad.
¿Cuántos días a la semana te encuentras mal?: aquí el tribunal intenta medir la frecuencia y la constancia de los síntomas. Responder con vaguedad o inexactitud podría generar dudas sobre la gravedad de la dolencia.
¿Cuánto puedes caminar sin sentir dolor?: esta es una pregunta capciosa, ya que una respuesta que indique una mayor capacidad física de la que se refleja en los informes médicos puede ser vista como una contradicción.