A partir de los 50 es frecuente empezar a notar cierta pérdida de memoria. Experimentamos más dificultades para recordar nombres, tanto de personas como de cosas, se nos olvida qué íbamos a hacer en un cierto momento y nos cuesta focalizar la atención en momentos en que tenemos muchos pensamientos en la mente. Esto se debe a factores naturales como cambios físicos y hormonales en el cerebro y a la disminución de la producción de neurotransmisores. Sin embargo, hay maneras de mejorar y mantener nuestra memoria en buena forma.
La memoria no deja de ser como un músculo, "que si se la trabaja y se la cultiva, va a más, crece y se hace más sólida", tal y como explica el médico y psiquiatra Enrique Rojas en un artículo publicado en 'ABC'. Entre los ejercicios para fortalecerla está el cuidado del sueño de la noche, una alimentación saludable o el ejercicio regular. Pero sobre todo es interesante el impacto que puede tener fomentar el hábito de la lectura.
Leer es uno de las mejores actividades para mantener el cerebro en forma, pues aumenta la capacidad de concentración, promueve la empatía, favorece las conexiones entre neuronas y, si se convierte en un hábito frecuente, es un ejercicio útil para evitar la pérdida de las funciones cognitivas asociadas a la edad. "Mientras leemos, obligamos a nuestro cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual estimulando nuestras neuronas", subrayan desde la Sociedad Española de Neurología.
La lectura, además, también genera tema de conversación, lo que facilita la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto clave para mantener el cerebro activo y capacitado para realizar mejor sus funciones y tener mayor rapidez de respuesta. "La lectura es a la memoria lo que el ejercicio físico al cuerpo. La lectura te vuelve aristócrata, culto. Y ese ejercicio tiene un fondo ascético (de renuncia a otras actividades que casi no exigen esfuerzo)", explica Rojas.
Pero de cara a ejercitar la memoria tan importante como leer es fomentar el hábito de tomar notas durante la lectura, subrayar y reflexionar sobre lo que se lee. "Oigo a menudo en gente de mediana edad la frase 'yo es que no tengo memoria o la estoy perdiendo'. Esas personas no están acostumbradas a apuntar casi nada y en consecuencia, una charla, una conferencia, una frase sugerente, el nombre de personas con las que tiene una cierta relación… pasan de largo y no queda nada en la mente. Se trata de anotarlo en una agenda y no en un papel suelto que luego se pierde. Escribir a mano activa más áreas cerebrales que hacerlo en el ordenador", explica en su artículo el psiquiatra.
Tomar notas mientras se lee puede ayudar a recordar los hechos siete veces mejor, según el investigador Michael J. Howe. Además permite hacer conexiones más fácilmente y mejora la memoria a largo plazo. Cuando leemos y anotamos, el proceso de aprendizaje se vuelve más activo simplemente porque estamos más enfocados en lo que estamos haciendo. Al final se trata de estimular la neuroplasticidad, el proceso del sistema nervioso que promueve la formación de nuevas células y genera conexiones cerebrales.