Un estudio detalla los minutos de ejercicio físico que hay que realizar para reducir el cáncer "hasta un 25%"

La actividad física regular antes de un diagnóstico de cáncer puede reducir los riesgos tanto de progresión de una enfermedad como de muerte, según sugiere una nueva investigación de la Universidad del Witwatersrand (Sudáfrica) publicada en el 'British Journal of Sports Medicine'.

Los resultados indican que, incluso niveles relativamente bajos de actividad física, pueden ser ventajosos. "Existen pruebas convincentes de que la actividad física desempeña un papel clave en la reducción del riesgo de muerte por cáncer, pero las pruebas no son tan concluyentes en cuanto a su papel en la progresión de la enfermedad", explican los investigadores.

Análisis y resultado del estudio

Para profundizar en esta cuestión, analizaron datos anónimos del estudio Discovery Health Medical Scheme (DHMS), vinculado al programa de promoción de la salud Vitality. En total, se incluyeron en el estudio, que abarcó el periodo comprendido entre 2007 y 2022, 28.248 personas del programa Vitality con cánceres y datos completos de actividad física del año anterior al diagnóstico.

Así, los niveles de actividad física en el año anterior al diagnóstico se clasificaron como bajos, equivalentes a 60 o menos minutos semanales y de moderados a altos, equivalentes a 60 o más minutos semanales de actividad física de intensidad moderada.

Tras tener en cuenta factores como la edad, el sexo, la posición económica y social, y las enfermedades coexistentes, las tasas de progresión del cáncer y de muerte por cualquier causa, fueron menores entre los que practicaron actividad física el año anterior al diagnóstico.

Las probabilidades de progresión de la enfermedad eran un 16% menores entre los que habían realizado niveles bajos de actividad física el año anterior que entre los que no habían registrado ninguna actividad física, mientras que las probabilidades entre los que habían realizado niveles de moderados a altos eran un 27 por ciento menores.

Del mismo modo, las probabilidades de muerte por cualquier causa eran un 33 por ciento menores entre los que habían realizado niveles bajos de actividad física en comparación con los que no habían registrado ninguna, y un 47% menores para los que habían conseguido niveles de moderados a altos.

Mejoras también después del diagnóstico

Dos años después del diagnóstico, la probabilidad de que el cáncer no progresara entre quienes no habían registrado actividad física alguna el año anterior al diagnóstico era del 74 por ciento, frente al 78 y el 80 por ciento, respectivamente, de quienes habían alcanzado niveles bajos y moderados a altos de actividad física.

Aunque la probabilidad de progresión de la enfermedad aumentaba con el paso del tiempo, seguía siendo menor para quienes habían registrado algún nivel de actividad física.

Dos años después del diagnóstico, la probabilidad de supervivencia entre los que no habían documentado actividad física en el año anterior al diagnóstico era del 91%, frente al 94 y el 95 por ciento, respectivamente, entre los que habían registrado niveles bajos y de moderados a altos.

Las probabilidades equivalentes de supervivencia a los 3 años del diagnóstico fueron del 88, 92 y 94 por ciento, respectivamente. A los 5 años pasó a ser del 84, 90 y 91 por ciento, respectivamente.

La actividad física refuerza la inmunidad

Los investigadores reconocen que no pudieron tener en cuenta otros factores como el tabaquismo y el consumo de alcohol, y que los datos sobre el peso eran incompletos.

Sin embargo, sugieren que existen varias explicaciones biológicas para los resultados. La principal es el modo en que la actividad física refuerza la inmunidad al aumentar el número de células asesinas naturales, linfocitos, neutrófilos y eosinófilos.

 La actividad física también puede reducir el riesgo de progresión de cánceres sensibles a las hormonas, como el de mama y el de próstata, al regular los niveles de estrógeno y testosterona, añaden.

 "Se puede considerar que la actividad física confiere beneficios sustanciales en términos de progresión y mortalidad global a las personas diagnosticadas de cáncer", aseguran.

"En un mundo en el que el cáncer sigue siendo una importante carga para la salud pública, el fomento de la actividad física puede reportar importantes beneficios en lo que respecta a la progresión del cáncer, así como a su prevención y tratamiento", concluyen los investigadores.

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