Qué hacer con una pareja que duerme mal: "¿Quién de los dos se va al sofá?"
El insomnio provoca malestar en quien lo sufre, pero también en nuestras relaciones amorosas
Hablamos con Ana Lombardía, psicóloga y sexóloga, sobre cómo actuar. ¿Habitaciones separadas es una opción?
¿Y el sexo? ¿Ayuda a conciliar el sueño o es solo un mito? También nos da su opinión
Estamos acostumbrados a un ciclo de sueño en el que se van alternando periodos de sueño profundo y ligero en los que no soñamos y periodos de sueño activo. Sin embargo, según vamos cumpliendo años, nuestro patrón cambia y nos desesperamos. Tenemos dificultades para dormir, nos despertamos con frecuencia y el malestar nos hace salir de la cama más temprano. Esto último, en el mejor de los casos. Los hay que cogen la costumbre de deambular por la casa obligando a sus parejas a pasar la noche en vela. Amanece y la sensación es la misma que si nos hubiese pasado un tractor por encima, aunque ya se sabe que la noche todo lo magnifica.
Según los datos que recoge la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre el 25 y 35% de la población adulta padece insomnio transitorio y entre un 10 y un 15%, lo que supone más de cuatro millones de adultos españoles, lo sufre de manera crónica. Este problema se acentúa a partir de los 50 años debido a ese cambio en los patrones de sueño, de manera que la mayoría de las personas presentan dificultades para conciliar el sueño durante el envejecimiento. Los de más edad se despiertan, generalmente entre tres y cuatro veces cada noche y lo peor es tener esa consciencia de estar con los ojos como platos. Influyen la necesidad de orinar, que va aumentando, la ansiedad o algún dolor.
MÁS
No hay amor suficiente que soporte las noches en vela
El problema colateral de dormir mal es el malestar que puede arrastrar a la pareja. “Cuando uno de los dos tiene problemas para conciliar el sueño o sufre un sueño ligero con despertares frecuentes, puede afectar muy negativamente a la persona que descansa a su lado. Aunque intente ser cuidadoso, es muy frecuente que acabe despertándose", nos advierte Ana Lombardía, psicóloga y sexóloga. Este insomnio, que al principio puede tomarse como algo transitorio y justificable, puede acabar convirtiéndose en una pesadilla y no habrá amor en el mundo que lo soporte.
Según indica la SEN, más allá de una necesidad biológica que compartimos con los animales, dormir es vital para nuestro funcionamiento cognitivo y emocional. Es el tiempo que necesita el cuerpo y el cerebro para recuperarse del estrés del día. Después de un buen descanso, el desempeño es mayor y se toman mejores decisiones, además de sentirnos más optimistas y tener relaciones más felices con quienes tenemos al lado. Por el contrario, una mala noche, que además viene provocada por nuestro vecino de cama, nos enrabieta con él y con el mundo. Privarnos del sueño tiene consecuencias directas sobre nuestra salud física y mental.
“Ese momento de ir a dormir, que debería ser algo bonito y esperado, se puede volver un momento de tensión, incluso motivo de conflicto. Si no se encuentra una solución a tiempo, las noches de insomnio enturbian, a veces muchos, la relación de pareja", advierte Lombardía.
¿Cómo lo gestionamos?
Lo de mandar a dormir al sofá es un recurso muy cinematográfico y un buen comodín lingüístico cuando dos se pelean, pero resulta poco práctico. Quedarse dormido en él viendo una película es uno de los mayores placeres mundanos, más en invierno envueltos en una manta. Sin embargo, al cabo de un rato, deja de ser tan mullido como parecía y la cabeza no acaba de acomodarse. “No es, por tanto, el lugar idóneo para lograr ese necesario sueño reparador", confirma la psicóloga. Tampoco la solución de las habitaciones separadas suele ser posible en un hogar, donde los metros están ya exprimidos al máximo ¿Entonces?
Peor aún que el sofá es automedicarse. Muchos de los fármacos pueden crear dependencia, consecuencias adversas o efectos tóxicos. El consejo de Lombardía es hablar y buscar el motivo de esos despertares a media noche o la dificultad para conciliar el sueño. Los años traen consigo cambios hormonales y alteraciones en el ritmo circadiano y en nuestra salud física y mental. De nada vale resignarse a la idea de que con la edad el descanso es más liviano o se necesitan menos horas. Con ayuda de un profesional, se puede encontrar la solución por el bien de los dos y de la relación de pareja.
“Mientras, si tenemos la fortuna de una segunda habitación o una segunda cama, habrá que negociará quién va. No tiene por qué ser la persona con problemas de sueño. Hay que tener en cuenta las preferencias y circunstancias de cada uno. O turnarse".
"El sexo puede ser contraproducente"
Otra de las recomendaciones más extendidas es la práctica del sexo. Suponiendo que, después de una temporada padeciendo esta pesadilla nocturna, la pareja aún mantenga su libido en condiciones saludables, ¿es verdad que ayuda a conciliar el sueño o de nuevo estamos ante otro mito más? “En algunos casos sí -responde Lombardía-, pero no en todos. Esto depende de cómo viva cada persona su sexualidad y de cómo maneje su excitación. Hay personas que sí se relajan y les ayuda a dormir, mientras que otras se activan y el encuentro les deja más enérgicos, incluso aunque inmediatamente después del orgasmo se hayan quedado relajados. Pasado un tiempo, vuelven a estar despiertos. Habría que ver cada caso particular porque, en ocasiones, puede ser contraproducente. Normalmente, a los hombres sí les suele ayudar a dormir. A las mujeres no tanto, pero no se puede generalizar".
Algunos remedios de andar por casa pueden ser una buena alternativa. Por ejemplo, una infusión tibia antes de ir a la cama, evitar estimulantes a partir de la sobremesa, no dormir durante el día, practicar ejercicio (pero no en las horas previas) y alguna técnica de relajación, respetar las rutinas horarias, cenar ligero para no hacer digestiones pesadas, usar la cama solo para dormir o para la actividad sexual y eliminar hábitos como el tabaco y el alcohol.
Nada de esto excluye el diagnóstico médico. Como indica Hernando Pérez Díaz, coordinador del grupo de sueño de la SEN, “no todos los pacientes sufren insomnio por las mismas razones y existen muchos factores que pueden ser responsables". Actuar sobre la causa acaba siendo más efectivo que centrarse solo en los síntomas.