Es el último lunes de enero y en muchas partes de España el tiempo es muy inusual, con días soleados y temperaturas tan altas que mucha gente va en manga corta en varias zonas del país. Pero este ‘verano invernal’ también afecta a las plantas, algunas de las cuales se confunden y florecen dos veces, provocando que las alergias se disparen a niveles primaverales.
Ana Novalbos Wischer, alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, destaca que, aunque las cupresáceas (arizónicas y cipreses) son las causas más comunes de las alergias, también influyen "los agentes contaminantes procedentes de vehículos y calefacciones", los cuales aumentan "la capacidad de los pólenes de producir síntomas de alergia". En este sentido, la Comunidad de Madrid ha activado su sistema de información diaria sobre el polen invernal, el cual seguirá operativo hasta el 30 de junio a través de la Red Palinológica autonómica (Palinocam).
El control del polen en el aire se realiza mediante dispositivos instalados en azoteas (captadores volumétricos) que toman muestras de aire los 365 días del año sin interrupción y están repartidos por todo Madrid. Las partículas de polen se depositan en superficies adhesivas y se recogen manualmente cada día, para su posterior análisis con un microscopio óptico en el laboratorio.
En invierno, el polen de la familia de las cupresáceas es el más común y, de hecho, es prácticamente el único que provoca reacciones alérgicas en esta estación. Lo provocan diversos árboles y arbustos, entre los que destacan las arizónicas, que se utilizan como setos de jardín en algunas urbanizaciones.
Las personas con alergias deben conocer el tipo de polen al que es alérgico, cuándo se poliniza la planta que lo provoca, su concentración en el aire y, si es posible, la predicción de los niveles.
Si padece alergias debe tomar su medicación según consejo médico y, en ningún caso, permitir que estas sustancias vegetales entren en contacto con las mucosas de la boca, la nariz y los ojos; utilizar gafas de sol y mascarillas, y lavarse frecuentemente con agua o suero fisiológico.
Cuando viaje en coche, mantenga las ventanillas cerradas y evite, en la medida de lo posible, ir en moto o bicicleta. En casa, utilice una aspiradora y un paño húmedo para limpiar el polvo y evitar que proliferen los ácaros.
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