José María Sánchez Navarro, experto en medicina natural: “Si tienes un infarto no vayas a un naturópata, vete a un hospital”
Entrevista al experto en medicina natural José María Sánchez Navarro, sobre la rivalidad entre medicina convencional y medicina natural
“Somos algo más que un cuerpo físico y una mente; somos un cuerpo energético y en ese cuerpo energético reside el alma”, asegura
Sánchez Navarro reflexiona sobre el impacto que esta concepción disociada del ser humano está teniendo en nuestra salud y en nuestra sociedad enferma
Vaya por delante -como refleja el titular de esta entrevista- que este experto en medicina natural ni es, ni pretende ser, el azote de la medicina convencional. En absoluto. José María Sánchez Navarro no hace propaganda de nada…no está en su agenda intentar convencer a nadie de la importancia de abordar la anatomía del ser humano -y por tanto de la salud- desde una visión científica y espiritual.
Este experto universitario en micronutrición y dietoterapia, osteópata y naturópata de formación, solo contesta cuando se acercan a preguntarle. Contesta con los conocimientos de quien ha dedicado miles de horas a estudiar las enseñanzas milenarias de la medicina y las ciencias holísticas y con la sabiduría de quien ha experimentado en su propia salud, en su propia vida, los resultados de la integración del cuerpo, la mente, el alma y el espíritu.
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“Llega un momento en el que empiezo a ver que el cuerpo físico tiene una estructura muy importante en nuestra vida pero que hay algo más…algo más que tiene también algo que decir en todo este proceso”, dice Sánchez Navarro en esta entrevista -aviso- no apta para quien no esté dispuesto a abrir la mente a la posibilidad de que tal vez una medicina más integrativa - que tenga en cuenta todas las dimensiones del ser humano- sea la clave para responder a los desequilibrios psicofísicos y sociales más complejos de la actualidad.
No es Sánchez Navarro el primero en defender que puede existir una integración de ambas medicinas: la natural y la convencional alopática característica de nuestro actual sistema sanitario. De hecho, hay muchos científicos y médicos formados en medicina convencional que ya se están abriendo a esa medicina integrativa dentro del sistema sanitario. “Ciencia y espiritualidad no son incompatibles, sino que se complementan” decía Inma Nogués, médica de atención primaria en un centro de salud de Barcelona en una entrevista a NIUS.
La realidad es que a día de hoy se sigue mirando con recelo todo lo que no se ajusta a ese paradigma convencional. Mi conversación con Sánchez Navarro arranca con esta inquietud mía por comprender esa rivalidad entre medicina convencional y medicina natural que no alcanzo a entender, pero la charla nos lleva a terrenos mucho más profundos en los que Sánchez Navarro reflexiona sobre el impacto que esta concepción disociada del ser humano está teniendo en nuestra salud y en nuestra sociedad: “muy enferma porque no vivimos desde el alma”, señala.
Sé que es un tema controvertido, aunque indudablemente creo que es conocido por toda la población que los laboratorios farmacéuticos tienen un poder muy potente sobre el sistema sanitario (José María Sánchez Navarro, experto en medicina natural)
Pregunta: ¿Por qué existe esa rivalidad entre la medicina natural y la medicina convencional alopática?, ¿acaso la segunda no bebe de la primera?
Respuesta: Los orígenes realmente vienen de comienzos del siglo XX cuando hay una rivalidad entre lo que es la medicina natural y la medicina alopática. Mi camino comienza de la mano de la micronutrición. Me especializo y estudio en la Universidad de Almería micronutrición y dietoterapia, pero me doy cuenta de que, a lo largo de los años, la salud requiere de algo más -que la alimentación es muy importante realmente- pero requiere de algo más. En esa parte empiezo a investigar y a formarme -de esto hace ya más de 25 años- en terapias naturales y empiezo a observar cómo podemos sanar el cuerpo a través de las plantas, a través de las vitaminas, de minerales, del agua, del sol…de todo lo que los grandes médicos griegos ya utilizaban; es decir, si nos remontamos a investigaciones, llegamos a la medicina hipocrática, vemos que Hipócrates -que es el padre de todo lo que estoy hablando ahora-, es el que inicia el tratamiento con plantas, la homeopatía, la oligoterapia y otras muchas técnicas… Realmente todo esto se utilizaba hasta comienzos del siglo XX; Se utilizaba en los hospitales y en los ambulatorios de todos los países.
P: ¿Qué pasó entonces a comienzos del siglo XX para que eso cambiara?
R: Que a principios de siglo se desarrolla un informe encargado por John D. Rockefeller que se llama el informe Flexner; este informe es solicitado para ver qué tipo de terapias practicaban en los hospitales, qué es lo que se hacía en los hospitales de entonces. Los hermanos Flexner empiezan a desarrollar una investigación en la que cuentan que cada hospital tiene una forma distinta de trabajar: unos trabajaban con el sol, otros con el agua, otros con masajes, otros utilizaban la reflexología o las plantas… y también había cirugía y también a veces medicamentos, pero era una medicina integrativa. Entonces, por un lado, este informe Flexner viene a desarrollar que no había una dirección metodológica igual en todos los hospitales, sino que más o menos cada hospital hacía lo que consideraba. Este informe no se utilizó en principio para hacer algo más integrativo sino para hacer algo más desintegrado y separado porque este informe iba enfocado a lo que hoy conocemos que maneja todo a nivel sanitario que es la industria farmacéutica...Sé que es un tema controvertido, aunque indudablemente creo que es conocido por toda la población que los laboratorios farmacéuticos tienen un poder muy potente sobre el sistema sanitario.
Insisto mucho en que puede haber una integración de ambas medicinas, de hecho, hay muchos médicos y naturópatas que están ya colaborando en esa medicina integrativa (José María Sánchez Navarro, experto en medicina natural)
P: Estar convencido de los beneficios de la medicina natural ¿significa oponerse tajantemente a la medicina convencional?
R: Con esto no quiero decir que estoy en contra de los medicamentos ni de los sanitarios, al revés. Creo que el sistema sanitario tiene un punto importante en nuestra sociedad y que siempre he dicho que si tienes un infarto, no vayas a un naturópata, vete a un hospital, ¿no? Aunque es cierto que, a raíz de este informe Flexner lo que se hizo fue colocar en cada universidad a un directivo de la fundación Rockefeller y de esta forma se condicionó la forma de estudio en las universidades de la medicina: haciendo que el médico de hoy pasara por alto la nutrición, pasara por alto las técnicas naturales de salud e imponiendo solo un sistema metodológico en la salud que es lo que hoy conocemos como la medicina alopática que es: diagnóstico y fármaco, diagnóstico y fármaco, diagnóstico y fármaco…
P: También vemos que desde los medios de comunicación se usa mucho el término pseudociencia en tono peyorativo para criticar todo lo que se sale de la medicina convencional…¿es la medicina natural poco científica?
R: Las terapias naturales sí que tienen estudios científicos. Por ejemplo, la doctora Niurka Meneses que es una doctora cubana, hace meses demostró por qué funciona la naturopatía… lo que pasa es que eso no ha salido. Pero si pones Niurka Meneses e investigas sobre ello verás que es médico, bióloga que lleva años trabajando con naturopatía y está haciendo este tipo de estudios.
P: También, en los medios de comunicación muchas veces se tacha de ‘charlatanes’ o ‘vendehumos’ a todo el que habla de salud desde una perspectiva diferente a la medicina convencional…
R: Sí que existe esto, sí…y es cierto que, en el ámbito de las terapias naturales, al no existir una legislación vigente, se nos mete a todos en ese saco: a muchas personas, personas que tenemos una cualificación para poder ejercer en este sentido por nuestra formación y experiencia, pero también es cierto que se puedes estudiar naturopatía en un curso CCC de tres meses…entonces es cierto que, a día de hoy tenemos ese proceso abierto. Pero yo insisto mucho en que puede haber una integración de ambas medicinas, de hecho, hay muchos médicos y naturópatas que están ya colaborando en esa medicina integrativa.
Somos algo más que un cuerpo físico y una mente; somos un cuerpo energético y en ese cuerpo energético reside el alma (José María Sánchez Navarro, experto en medicina natural)
P: José María, háblame de ti y de cómo llegaste a este punto en el que estás…Creo que influyó una caída de un andamio (literalmente)…
R: Desde muy pequeño, desde la adolescencia, vivo con ataques de ansiedad y de pánico. Vivo con ello, pero de alguna manera, lo oculto hasta que, a la edad de los 20 años, empieza a manifestarse de una forma muy potente y no sé muy bien cómo manejar todo eso. Esto me lleva a una vida en la que compagino estudios y trabajo. Voy estudiando osteopatía, pero lo tengo un poco al margen porque mi familia es muy numerosa y tengo que empezar a trabajar en las obras, donde me caigo de un andamio. Me caigo del andamio y me lesiono la espalda: me fracturo una vértebra y tengo que entrar en quirófano y tengo que estar durante 18 meses muy inmovilizado. Por aquel entonces la cirugía -hace 24 años aproximadamente- no tenía los avances que hay hoy y una lesión de ese tipo requería mucha inmovilización. Ahí utilizo ese tiempo para retomar esos estudios de osteopatía que tenía ahí medio colgados, y terminarlos. La osteopatía para mí fue un resultado muy positivo porque entiende que el cuerpo es un holismo. La osteopatía maneja desde el cuerpo físico a nivel muscular, tanto las vísceras como a nivel craneal. Y cuando tú trabajas a nivel craneal, trabajas a nivel físico y energético porque trabajas con movimientos de las estructuras craneales que desarrollan cambios en el cuerpo físico, es decir, tratas un esguince desde el cráneo, para que te hagas una idea. Entonces, en ese momento, empiezas a observar que a través del cuerpo y de una estructura craneal las personas pueden por ejemplo empezar a llorar, empiezan a liberar campos de emoción. Al principio te parece un poco surrealista ver cómo puede eso liberar una emoción tan profunda en una persona de 50 años por ejemplo que a lo mejor tiene que ver con un proceso suyo de la infancia…entonces para mí ahí se despierta algo más. Yo por entonces tenía también mis estudios de micronutrición -aunque no ejercía- pero empiezo a complementar la parte de la nutrición con la osteopatía y empiezo a ver que el cuerpo físico tiene una estructura muy importante en nuestra vida pero que hay algo más…algo más que tiene también algo que decir en todo este proceso.
P: Ese "algo más" que ya intuías…¿cuándo y cómo lo descubres?
R: Seguí formándome como naturópata y en muchos otros campos, aunque no es hasta los 32 años cuando caigo en otro proceso personal muy potente a nivel de ansiedad y me introduzco en el mundo del yoga. He tenido siempre la gran suerte de entrar en escuelas potentes y mi formación fue de 4 años. En esta formación de yoga y psicología transpersonal durante 4 años cambió muy potentemente mi vida porque me doy cuenta de que el campo mental es algo indispensable para mantener un buen equilibrio de la salud física. Es decir, me voy dado cuenta de que el pensamiento genera una emoción y que en un momento dado si esa emoción es perturbadora o negativa pues somatiza en un dolor físico…esto es algo que no hace falta ningún estudio científico para saberlo…¿cuántas personas tienen un proceso emocional y se les cierra el estómago?, ¿cuántas personas tienen un susto y desarrollan una tortícolis o un lumbago? La emoción somatiza en el cuerpo físico y lo vemos a diario. Aun así, me daba cuenta de que se tardaba mucho tiempo en equilibrar la salud física a través de una gestión mental (…) Yo, personalmente me daba cuenta de que practicando yoga todos los días, meditando todos días, llegaba un punto en que estaba cansado y mi campo emocional volvía al proceso negativo que tenía 6 meses antes, es decir, no había un cambio significativo. En ese tiempo conozco en el templo budista de Dag Shang Kagyu, que está en Panillo, un pueblo de Huesca (…) Me voy allí periódicamente durante 5 años a recibir enseñanzas en los retiros de meditación y silencio y ahí es donde verdaderamente entro en contacto con que somos algo más que un cuerpo físico y una mente; somos un cuerpo energético y en ese cuerpo energético reside el alma.
Estamos en una sociedad muy enferma porque no vivimos desde el alma y, como consecuencia, no vivimos desde el amor (José María Sánchez Navarro, experto en medicina natural)
P: ¿Qué es el alma y qué papel juega en nuestra salud?
R: La experiencia del alma es vivir un estado de consciencia en todos los sentidos, como decía Charles Chaplin: “Tanto si la vida te viene en color como en blanco y negro”…lo que haces es vivir la vida con toda intensidad. Cuando yo vivo la vida con toda la intensidad, todos los matices, yo ya la estoy viviendo desde el alma. Muchas personas vienen aquí, nacen olvidando el propósito de lo que tenemos que hacer… entonces el alma va a llamar a la puerta pom pom pom … “que no te pierdas en el mundo laboral”, pom pom pom; “no te pierdas en el mundo del dinero”, pom pom pom; “no te pierdas en el mundo de la familia”, pom pom pom; “no te pierdas en el mundo de los amigos”…es decir, experiméntalo todo, pero no te apegues a nada. Cuando yo puedo experimentarlo todo sin apegarme a nada, ya estoy viviendo la experiencia del alma: pero si no lo hago, si no permito que eso suceda, entonces es cuando surge la enfermedad o surgen en mi caso un proceso traumático que desempeña un impacto potente donde hay ese reclamo del alma.
P: ¿Podrías ponerme un ejemplo de lo que es para ti vivir desde la experiencia del alma?
R: Igual que hemos venido a saborear un buen plato de comida -algo que está perfectamente dentro de la experiencia humana- hemos venido a experimentar los estados de la disolución, del vacío de los pensamientos, a conocer la naturaleza de nuestra mente y a gestionar algo muy importante en nuestra vida que es el amor…hoy en día estamos ante una sociedad que dista mucho de vivir en el amor. Empezando por el amor hacia nosotros mismos (…) Pero todas estas experiencias son las primeras que hemos venido a vivir, es decir: a tratarnos con amor, mirarnos a la cara con amor, dejar de insultarnos, de criticarnos, dejar de comer mal y negativamente porque nos estamos haciendo daño, dejar hábitos nocivos para nuestra salud como el tabaco o el alcohol, esas maneras de autodestruirnos...y claro, así es imposible amar a los otros, es totalmente imposible. No podemos vivir la experiencia del alma mientras no nos amamos a nosotros mismos… y ahí surgen muchos procesos de enfermedad. Estamos en una sociedad muy enferma porque no vivimos desde el alma y, como consecuencia, no vivimos desde el amor. Cada vez tengo más claro que la energía que puede sanar en todo momento es el amor por encima de todas las demás energías, por encima de comer bien, de beber mucha agua, de tener buenas relaciones… Vivimos en una sociedad totalmente disociada…estamos disociados de lo que es el cuerpo físico y el alma. Estamos totalmente perdidos y es normal que tengamos una sociedad tan enferma como la que tenemos hoy en día.
P: He planteado esto que dices en algunas conversaciones y muchas personas me dicen que para ellas, en las experiencias puramente terrenales -quiero decir en las que el alma no se contempla- ya hay plenitud, que no hace falta nada más…
R: Buda decía que mientras no somos conscientes de nuestros pensamientos y nuestras emociones vivimos en el mundo de la ignorancia. Con esto no quiero ser despectivo hacia estas personas: yo he vivido ahí, en ese momento. Y mientras que yo no he sido consciente de mi mundo emocional y de mis pensamientos he sido un ignorante y en muchos aspectos de mi vida todavía lo sigo siendo porque mi consciencia va creciendo en función de cómo voy viviendo.
Indudablemente la tecnología sí nos separa más del alma, nos separa de la vivencia del alma (José María Sánchez Navarro, experto en medicina natural)
P: ¿Qué les dirías tú a estas personas que viven de espaldas al alma, en esa ignorancia del alma?
R: Que al vivir en la ignorancia nos acostumbramos a sobrevivir. Sobrevivir significa crear una falsa seguridad, crear un falso estado de equilibrio en nuestra vida y es muchas veces a lo que nos acostumbramos a vivir, pero realmente lo que estamos haciendo ahí es sobrevivir…no estamos viviendo. No significa que estas personas tengan una vida más involutiva. Esto significa que la personalidad y el ego se han hecho con las riendas de esta experiencia. Por eso, en algún momento, el alma, cuando no puede vivir la experiencia que tiene que vivir, va a detonar. Y ahí tenemos enfermedades como patologías autoinmunes, como patologías de cáncer etc. que hoy en día se manifiestan con mucha facilidad porque el alma va a pedir salir siempre. Si el ego y la personalidad me lo impiden porque no quiero cambiar mi vida, porque no quiero salir de esa forma de confort, de esa falsa seguridad que he creado, el alma lo va a hacer de una forma abrupta. Y esas personas realmente, aunque lo digan, no viven la plenitud…la plenitud y la ecuanimidad es algo de altos niveles…son palabras muy potentes. En todo caso podemos vivir en una felicidad que muere. Esa felicidad que muere viene marcada por estímulos externos. Soy más feliz si la vida me da estímulos positivos y soy infeliz si la vida me trae estímulos negativos: no hay plenitud, no hay felicidad, hay un estado de supervivencia.
P: Ya para terminar, José María: antes has dicho que vivimos disociados, perdidos…¿crees que vivimos más disociados y perdidos ahora que en otros momentos de la historia?, ¿en qué medida crees que la tecnología está contribuyendo a disociarnos más aún?
R: Estamos muy disociados porque hay un carácter de ‘hacer, hacer, tengo que hacer’, el ‘tengo’ y el ‘quiero’ son muy potentes en nosotros y qué duda cabe que la tecnología hoy en día -que es un arma de doble filo- sí que nos saca muchísimo de nosotros mismos. Una de las partes más negativas que le puedo ver a la tecnología es que nos enclaustra mucho en la materia, nos hace identificarnos mucho con el ego, con la personalidad, es decir: las poses, las formas, el dar una buena imagen, el que se nos vea bien…eso hace que estemos identificados con unos sesgos de la personalidad y del ego que se fortalecen mucho más. Con lo cual, indudablemente la tecnología sí nos separa más del alma, nos separa de la vivencia del alma.