Las bebidas energéticas se han convertido en una opción muy común entre los más jóvenes, sobre todo si necesitan rendir en tiempos de exámenes o quieren disfrutar en las fiestas. La mitad de los adolescentes de 14 a 18 años aseguran tomarlo por sus efectos energéticos contra el cansancio. Pero la comunidad médica alerta sobre las consecuencias que tiene para la salud.
Aunque la mayoría lo desconoce, consumir una bebida energética supone la toma de cuatro cafés. Esto se debe principalmente a la gran cantidad de azúcar y cafeína que contienen, lo que puede llegar a suponer grandes riesgos para la salud.
Las bebidas energéticas se caracterizan por dar una sensación de excitación y de un falso control de todo. Tiene buen sabor y da energía, pero su consumo tiene consecuencias. Si un adolescente de bajo peso consume tres botellas para un examen es muy probable que, si tiene predisposición a una arritmia, lo precipite.
Los expertos recomiendan que se limite la ingesta entre adultos y que los adolescentes y las embarazadas se abstengan de consumirlo para prevenir riesgos. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria ha recordado que un consumo excesivo de cafeína puede provocar efectos fisiológicos, como la alteración del sueño, y psicológicos, como trastornos cardiovasculares.