El uso de vehículos motorizados privados para ir al trabajo se asocia con una peor salud mental y requiere de una mayor inversión en tiempo y dinero en comparación con el transporte público, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Sevilla del grupo sobre Salud y Territorio.
Además, demuestran que a medida que el tiempo de conducción aumenta y el dinero que gastamos en estos desplazamientos, se incrementan los niveles de preocupación por la pérdida de sueño, el estrés y la depresión. Son las conclusiones del estudio ‘¿Puede el modo, el tiempo y el gasto de los desplazamientos al trabajo afectar nuestra salud mental?’, publicado en sciencedirect.com
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores recurrieron a información de la 'Encuesta de Desplazamientos, Hábitos Cotidianos y Salud Urbana' en Mairena del Aljarafe (España), con una muestra representativa de 294 trabajadores.
De estos, los que utilizaban transporte privado tenían una edad media de 43,1 años, 46,6% del sexo femenino, 49% con estudios universitarios, 38,4% fumador y 44,5% con sobrepeso/obesidad. desplazarse, el 77,1% utilizaba un vehículo motorizado privado (vs. 6,9% público y 16,0% activo), gastó 51,9 min/día (54,8 min/día privado, 44,2 min/día público y 39,3 min/día activo), y gastó 91,9€/mes (99,7€/mes privado, 59,0€/mes público y 59,5€/mes activo).
De esta muestra, encontraron que los “trabajadores que usaron su vehículo motorizado privado (automóvil o motocicleta) y aquellos que asignaron más tiempo para ir al trabajo se asociaron con una peor salud mental”.
“Además, los trabajadores que utilizaban su vehículo motorizado particular tenían un mayor nivel educativo, en su mayoría estaban casados o en pareja, tenían una mayor prevalencia de sobrepeso/obesidad, dedicaban más tiempo a sus desplazamientos y gastaban más dinero en desplazamientos”.
En este sentido, aquellos que “destinaban más tiempo y gastaban más dinero en los desplazamientos tenían mayor nivel educativo, fumaban menos, tenían mayor prevalencia de sobrepeso/obesidad y utilizaban vehículo propio”.
Entre otras consecuencias para la salud mental del uso del vehículo privado motorizado, hallaron: asociaciones con pérdida de sueño por preocupación, una sensación reducida de desempeñar un papel útil y sentimientos de estar bajo tensión, infeliz o deprimido.
Por tanto, consideran que “se debe fomentar el uso de los desplazamientos públicos y/o activos, así como una mejor gestión para mejorar la congestión del tráfico y así reducir los tiempos”.