Estos días tan calurosos son un gran riesgo para los más pequeños, para los recién nacidos. Hay que prestarles mucha atención. Los bebés son especialmente vulnerables a las altas temperaturas del verano. Entre todos ellos, Andy, uno de estos pequeños, ha salido por primera vez a la calle en mitad de una ola de calor.
La familia de Andy va con los consejos bien aprendidos. Pero, por si acaso, la doctora Sonia Pérez Valle, pediatra del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, repasa las recomendaciones: "Hay que vestirlos siempre con ropa fresca, con prendas de colores claros. Es muy importante también cubrir la zona de la cabeza con una gorra".
Lactantes y niños de hasta cuatro años son los más propensos a deshidratarse y sufrir un golpe de calor, según advierten los especialistas. Estos pequeños tienen menos reservas de agua y no regulan su temperatura igual que un adulto.
"Es más, la temperatura sube tres o cinco veces más rápido que en el adulto", detalla Óscar Castro, pediatra del centro ambulatorio de Roses. Para prevenir hay que usar la lógica: "Hidratación" constante. "Intento bajar siempre a las horas que no son puntas en calor", explica una madre.
Estas señales nos pueden alertar de que algo va mal: "Que en un ambiente de calor estando tú sudando él no tenga ni una gota de sudor. Que esté irritable, que tenga la piel muy roja". Entonces hay que bajar la temperatura con agua fría, no hielo, dar agua y avisar a emergencias.