La calidad del aire se ha desplomado estos días en la ciudad de Nueva York, poniendo en serio peligro a la población. Basta ver las imágenes de la gran columna de humo que cubre sus calles y que ha teñido de naranja el cielo para hacerse una idea de los altos niveles de contaminación. La neblina procede de los incendios que se están produciendo en Canadá.
"Se prevé que la calidad del aire se siga deteriorando a lo largo del día, por lo que la alerta seguirá en vigor al menos hasta este jueves por la noche", ha aseverado el alcalde de Nueva York, Eric Adams.
Así, ha solicitado a la población utilizar mascarillas, especialmente "a los niños, población de más edad y personas con problemas respiratorios o cardiacos" y ha instado a limitar en la medida de lo posible las actividades en el exterior. "Limitadlas a lo estrictamente necesario", ha dicho.
En este sentido, ha informado de que los colegios permanecerán cerrados por el momento a la espera de que la situación se revierta.
El Servicio Nacional Meteorológico de Estados Unidos ya había advertido el miércoles de la merma de la calidad del aire en algunas partes del noreste a causa de la neblina, que afecta también a zonas del estado de Nueva Jersey, donde el gobernador, Phil Murphy, ha pedido cerrar los colegios.
"La situación es mala o muy mala, dependiendo de dónde estés", ha manifestado Murphy en declaraciones a la cadena de televisión CNN. "Permaneced dentro de casa, especialmente si sois niños, ancianos o personas con problemas. Si tenéis que salir considerad utilizar una mascarilla", ha puntualizado.
El humo liberado por los incendios es una mezcla de partículas y productos químicos producidos por la quema de materiales que contienen carbono
Su inhalación durante un período breve puede causar efectos inmediatos como irritación de los ojos, la nariz y la garganta, incluso puede afectar a la función pulmonar, lo que dificulta la respiración.
El humo contiene monóxido de carbono, que disminuye el suministro de oxígeno del cuerpo, por lo que puede causar dolores de cabeza y agravar una afección cardíaca conocida como angina. Además, el humo se compone de partículas muy pequeñas (partículas finas o PM2,5), que pueden colarse en el tracto respiratorio y llegar a los pulmones, por lo que puede hacer que la población sufra dificultad para respirar, y puede empeorar afecciones médicas como el asma y las enfermedades cardíacas.
Por todo esto, se debe evitar al máximo la exposición.
El humo, que abarca desde la capital canadiense, Ottawa, al estado de Maryland, continúa su avance hacia Washington y Baltimore. Más de 75 millones de personas en el este de Estados Unidos se enfrentan así a una mala calidad del aire, mientras que las autoridades neoyorquinas han tenido que cancelar los vuelos.
"Aunque puede que se registre una mejoría significativa de las condiciones el viernes por la mañana, la predicción es difícil. Es difícil predecir el movimiento del humo y no podemos dar más directrices en este momento", ha sostenido Adams, que ha señalado que "no es el día para entrenar para una maratón ni para hacer eventos con niños en el exterior".
Canadá, que ha sufrido este año la quema de cuatro millones de hectáreas por incendios forestales, tenía registrados el martes más de 400 fuegos. El clima seco y los fuertes vientos han contribuido a la expansión de las partículas hacia Estados Unidos, procedentes principalmente de Quebec y Nueva Escocia.