El azúcar es, desde hace años, el enemigo público número uno en cuestión de salud. Todos conocemos ya sus efectos negativos y la larga lista de enfermedades derivadas de un uso excesivo. Pero, ¿cómo podemos ponerle freno a su consumo? Es difícil hacerlo, porque no es suficiente con dejar de echársela a los alimentos o abandonar la bollería industrial. El azúcar está 'escondida' en numerosos productos de nuestro día a día, incluso en muchos que no los asociamos con sabores dulces.
"El 80 por ciento de los azúcares que ingerimos nos llega sin darnos cuenta", explica a NIUS Jesús Rodríguez Huertas, director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Granada. "A través de alimentos procesados como las salsas, yogures, conservas de tomate, pan de molde, etc", detalla este experto en Nutrición. Por eso es básico "aprender" a leer las etiquetas con la información nutricional en los supermercados.
Que los zumos o batidos lleven azúcar es algo que ya sabemos, pero hay otros productos que sorprendentemente llevan una importante cantidad de este endulzante u otros similares. Estos son algunos ejemplos, tanto dulces como salados:
Con esta cantidades 'escondidas' incluso en productos salados, se entiende mejor el estudio publicado esta semana por unos científicos españoles: los niños españoles toman más del doble de azúcar del máximo que recomienda la OMS. "Según la Organización Mundial de la Salud los azúcares añadidos no deben de representar al día más de 25 gramos y nosotros hemos comprobado que en nuestro país, los menores entre 7 y 12 años, consumen de media más del doble, casi 56 gramos", explica Rodríguez Huertas.
"El problema es además que el 65% de estos azúcares añadidos que consumen proceden de alimentos o productos con baja densidad nutricional", alerta el catedrático de Fisiología. Son, por ejemplo, el azúcar blanco, las mermeladas, las salsas, las golosinas, el cacao en polvo, los refrescos, los helados, las galletas, los néctares de fruta, la pastelería y bollería industrial, las barras de chocolate...
"Y también de otros productos que los padres consideran alimentos saludables y que no lo son, como la repostería casera, que tiene una cantidad enorme de azúcar añadida, o las bebidas isotónicas, que son los propios progenitores quienes se las dan a los niños después de que hagan ejercicio pensando que hacen lo correcto porque los deportistas adultos las toman. Sin embargo, una sola lata de estas bebidas supone ya toda el azúcar añadida que debe tomar un niño en un día", destaca.
Reeducar el paladar es la propuesta de moda entre nutricionistas y expertos en alimentación. "Nosotros interpretamos ese sabor en la corteza cerebral. Y si desde niños nos habituamos a una cantidad más reducida de azúcar, bajaremos el umbral y percibiremos el alimento como dulce aunque lo sea mucho menos que ahora", asegura Rodríguez Huerta.
Dejar el azúcar es posible. "Solo es cuestión de educación. Las primeras veces nos sabrá extraño, pero a la tercera o cuarta vez que tomemos algo sin azúcar, empezaremos a descubrir nuevos sabores que desconocíamos y que nos agradarán. El ser humano ha vivido miles de años sin consumir azúcar refinada y nunca ha supuesto un problema. Merece la pena intentarlo porque lo que está en juego es la salud", explica.
Si no somos capaces de acostumbrarnos a los sabores sin azúcar, ¿los edulcorantes son una alternativa? Pues muchos consumidores se quedaron descolocados cuando la Organización Mundial de la Salud desaconsejó a principios de mayo el uso de la sacarina o la estevia porque no controlaban el peso y podían tener efectos negativos a largo plazo. Esta última noticia llegaba solo unos meses después de esta otra: el eritritol, cuyo uso es cada vez más común, puede aumentar el riesgo de infarto e ictus.
Tanto la estevia, como la sacarina o el eritritol son edulcorantes que se utilizan para evitar el consumo de azúcar. Pero entonces, ¿qué pasa con ellos, con los sustitutivos que parecían ser los más 'sanos' o 'menos malos' de todos?, ¿son tan perjudiciales para la salud como la propia azúcar?, ¿hay alguno que se 'salve'?
En primer lugar, hay que aclarar que existen tres grandes grupos de productos endulzantes, que son estos:
La advertencia de la Organización Mundial de la Salud se refiere a estos últimos. Pero otros estudios anteriores alertaban también sobre los efectos negativos sobre los polialcoholes o los azúcares naturales. Es decir, la fórmula mágica no existe.
"Las personas deben considerar otras formas de reducir la ingesta de azúcares libres, como consumir alimentos con azúcares naturales, como la fruta, o alimentos y bebidas no azucarados", afirmaba el director de Nutrición e Inocuidad de los Alimentos de la OMS, Francesco Branca.
En la misma línea se expresaba a NIUS la nutricionista Carmen Escalada. "Hay muchos que son azúcar con otro nombre. Hay que empezar por saber con qué frecuencia la tomamos. Si un día tomas café con azúcar nos pasa nada, si tomas café con cinco de azúcar a diario, hay que cambiar ese hábito. Otro problema es cuando lo sustituimos por la sacarina, por ejemplo, son acalóricos y se piensa que se puede echar más cantidad porque no tiene tantas calorías. Al final ese exceso es igual de perjudicial. Es mejor media cucharada de azúcar que cuatro sacarinas".
"Los edulcorantes no azucarados no son factores dietéticos esenciales y no tienen valor nutricional. Las personas deberían reducir totalmente el sabor dulce de la dieta, desde una edad temprana, para mejorar su salud", concluía Branca.