Claves para enfrentarse a las crisis alérgicas: "Un buen diagnóstico, una vacuna y tomar el antihistamínico cuanto antes"
A menos de un mes de que llegue la primavera muchos han empezado a sufrir ya los incómodos síntomas de la alergia
Consultamos con un especialista cómo enfrentarse a esta enfermedad que afecta al 25% de la población
Queda menos de un mes para que empiece la primavera y ya han hecho acto de presencia las primeras alergias al polen en nuestro país. "Los que tienen sensibilidad a las cupresáceas, que son las que primero polinizan (arizónicas y cipreses), ya están sufriendo los incómodos síntomas de la enfermedad", dice a NIUS Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología (SEAIC).
Es normal que muchas de estas alergias invernales se confundan con gripes o resfriados, que son más comunes en esta época, pero realmente son fáciles de diferenciar. "Un catarro nos va a producir quebrantamiento, dolor de cabeza y una mucosidad que puede ser a veces amarilla o verdosa. En cambio los síntomas de la alergia son más limpios, estornudos, congestión, secreción acuosa por la nariz, picor de ojos y a veces sensación de falta de aire. Además la intensidad y la duración también es distinta. Con la alergia los síntomas son mucho más explosivos que con un catarro, que son más progresivos. El resfriado dura cuatro, cinco o seis días y después se quita, mientras que la alergia permanecerá mientras haya polen en el ambiente y a veces más, porque los síntomas continuados pueden haber producido un daño en la mucosa y esta tarda en recuperarse.
Calendario de polinización: dime cuándo tienes síntomas y te dirá a qué tienes alergia
"Ahora mismo están empezando los olmos en el centro y norte de España, y muy pronto, cuando entremos en marzo, empezarán las alertas por altos niveles del polen del plátano de sombra, que también es un polen tremendamente agresivo en algunas zonas como Madrid o Toledo, donde hay gran cantidad de estos árboles en calles y plazas", avanza el alergólogo.
"Después llega el pino, cuya polinización comienza en marzo y se prolonga hasta junio. Y a continución las gramíneas, que son una auténtica pesadilla para los alérgicos a este polen. Lo peor de todo es que su periodo de polinización es muy largo, de abril a julio, y que además están por todas partes, en el césped, los parques, los campos, los bosques...es difícil encontrar un lugar, no solo de España, sino en el mundo, donde no haya gramíneas", alerta Zapata. "El de las gramíneas es uno de los pólenes más prevalentes en la alergia en todo el planeta".
"Muy poquito después, en mayo, arranca el olivo. El polen de este árbol genera mucho daño para los pacientes, sobre todo en la zona de Jaén, Sevilla, Córdoba o Granada. Incluso ya sube mucho más arriba, al centro de la Península, porque la cantidad de olivos que se están poniendo en España es enorme", detalla.
"Y después del olivo o junto con el olivo, también hay otras plantas menores. Por ejemplo, en la zona centro los plántagos son muy importantes. Empiezan también las amarantáceas en las zonas más áridas, entre ellas la salsola Kali que en algunas áreas su incidencia es muy alta, por ejemplo en Almería, Murcia, Alicante, Valencia, Zaragoza, Lérida... en toda esa zona que hay grandes espacios desérticos la salsola es muy importante y puede incluso llegar a polinizar hasta agosto o septiembre", explica.
"Por tanto, como vemos, si una persona tiene una sensibilidad alérgica puede ir encadenando un polen con otro. Y lo peor de esto es que cuando te afecta un polen, el siguiente que viene encuentra un sustrato mucho más idóneo para poder provocar síntomas. Si yo, por ejemplo, tengo una sensibilidad al ciprés, en marzo, cuando lleguen las gramíneas, en abril yo ya estoy predispuesto a tener más síntomas", aclara.
"Y eso si hablamos de polen, que si hablamos de ácaros ahora estamos dentro del domicilio, con la calefacción puesta, hemos sacado las mantas y todos los abrigos y eso es una fuente de ácaros importante, quiero decir que el que tenga sensibillidad al ácaro, también lo puede predisponer para tener alguna sintomatología cuando vienen los pólenes", indica el alergólogo.
El antihistamínico, mejor tomárselo cuanto antes
"El mejor tratamiento parte del mejor diagnóstico", defiende el especialista. "Lo mejor es que cuando tengamos los primeros síntomas acudamos al alergólogo para que determine a qué tenemos alergia y arbitre todas las medidas convenientes". "Si se ha hecho un diagnóstico apropiado, se manda un tratamiento sintomático. Se empieza por un antihistamínico que hay que empezar a tomar cuando se notan los primeros síntomas o incluso antes", aclara.
"Si yo ya sé qué polen o pólenes me producen alergia me puedo adelantar. Hay una web, polenes.com, de la Sociedad Española de Alergología, donde uno puede meterse en su provincia, poner el polen que le afecta y ver la incidencia que está teniendo en ese momento. Si ves que está aumentando es el momento de empezar a tomarse la pastilla para frenar sus efectos ", indica. Si empezamos el tratamiento cuando los síntomas ya están muy avanzados cuesta mucho más trabajo poder controlar la enfermedad. Por eso, si es posible, siempre hay que adelatarse", recomienda.
"Luego hay un tratamiento que funciona muy bien que es la inmunoterapia, las vacunas antialérgicas. Si se administran durante el tiempo que lo necesita el paciente, pueden bloquear la enfermedad alérgica y evitar que se tome tanta medicación sintomática cuando viene la estación", informa el alergólogo. "Consisten en aplicar pequeñas cantidades del alérgeno que provoca reacción en el paciente. Se suministra de forma progresiva para que el nivel de sensibilización disminuya y, así, conseguir que el organismo se vaya habituando hasta que finalmente no reaccione", explica.
"La inmunoterapia es la única medicación que cambia el curso natural de la enfermedad. Podemos hacer que un paciente que tenga alergia al ciprés, por ejemplo, haga una tolerancia a este árbol y tenga síntomas muy leves o incluso que no tenga ninguno durante la estación si se ha hecho un tratamiento correcto".
"Las vacunas son eficaces a cualquier edad, más aún si se inician en la niñez. Se protocolizan siempre, si es un polen, fuera de la estación. Se dan cuando ya ha pasado la época de polinización. Luego se pueden suministrar progresivamente durante todo el año o ser preestacionales, justo antes de que comience la estación y de esa manera prevenir bastante la sintomatología", añade el alergólogo.
"La sensibilidad a los pólenes se cura. Es una buena noticia para los alérgicos".
Recomendaciones para evitar las crisis de alergia
Aparte de la medicación o de las vacunas, el alergólogo propone algunas otras medidas de prevención. "Muchas son de sentido común. Por ejemplo, si un paciente tiene sensibilidad al olivo o a las gramíneas y están en niveles muy altos, pues no debe irse a pasar el fin de semana al campo, el especialista le indica cuál sería el ambiente más adecuado para la patología que tienen", explica Zapata.
Otros ejemplos. "Mucha gente en primavera tiende la ropa, las sábanas, por ejemplo, en las terrazas o en el patio. Y después de todo el día al sol esa sábana está llena de pólenes, si la ponermos en nuestra cama pues lógicamente eso nos puede reagudizar la crisis de alergia". "O cuando venimos de una zona donde hemos estado expuestos a una concentración muy alta de polen lo suyo es ducharse y quitarse todo el polen que llevas en el pelo, cambiarse de ropa, en fin, hay que de alguna manera quitarse de encima la posibilidad de que el polen te pueda afectar".
"A la hora de airear la casa es mejor hacerlo en horas medias del día", aclara. "¿Por qué? Porque por la mañana las térmicas levantan el polen y hay gran cantidad en la atmósfera. Y luego, por la tarde, cuando cae el sol, el polen cae sobre nuestras cabezas porque se enfría la atmósfera y eso hace que se precipite". Son medidas naturales que tratan de que nos expongamos lo menos posible al alérgeno que nos está provocando el problema".
"En resumen, con las medidas de control ambiental, el tratamiento sintomático y el que va a la causa, la inmunoterapia, se puede ser feliz en primavera aunque seas alérgico", celebra Zapata.
La alergia, la epidemia del siglo XXI
"La alergia se está complicando de una manera exponencial, hasta tal punto que es ya la 6ª enfermedad en prevalencia en el mundo y es una de las enfermedades que producen una epidemia no infecciosa más importante. Hay que tenerla cada vez más en cuenta, no solamente por los problemas de salud que produce en la población, sino también por los gastos y por los problemas de absentismo laboral y de absentismo en la escuela que acarrea".
"El 1% del gasto mundial va destinado a tratar el asma, estamos hablando de miles de millones de euros lo que le cuesta al mundo un mal control de una enfermedad que tenemos los medios para poder realmente minimizarla. Eso hay que cambiarlo, y solo se puede conseguir con un buen diagnóstico y un buen tratamiento".
"Además es un problema emergente. Actualmente entre un 20% y un 25% de la población es alérgica. Pero es que la OMS ha anunciado que posiblemente para el 2050 prácticamente la mitad de la población mundial va a tener algún tipo de enfermedad alérgica. Es una patología que crece sin parar influenciada por fenómenos como la contaminación o el cambio climático. Esto parece que de alguna manera está trastornando el sistema inmunológico y está haciendo que los alérgicos tengan mayor posibilidad de tener sintomatología", conluye el alergólogo.