Muchas mujeres piensan que hay que resignarse a sufrir las molestias de la menstruación, sobre todo tras los dos primeros años desde el comienzo del periodo fértil. Sin embargo, por habituales que resulten, se debe acudir al ginecólogo. El doctor, tras la exploración y las correspondientes pruebas, valorará la necesidad o no de llevar a cabo un tratamiento médico. Por otra parte, también hay ciertos alimentos que pueden ayudar a reducir el dolor menstrual.
Los primeros años, según destacan los expertos del Hospital Ruber Internacional, suelen estar marcados por ciclos irregulares, lo cual entra dentro de la normalidad. Sin embargo, existen tres alteraciones bastante comunes que afectan a cualquier edad y que deben ser vigiladas. Se trata de la amenorrea, la hipermenorrea y la dismenorrea.
La amenorrea es la ausencia de menstruación. Puede ser primaria -si nunca se inició- o secundaria -si se ha interrumpido posteriormente-.
La amenorrea primaria tiene lugar cuando a los 16 años nunca ha habido menstruación, aunque se hayan desarrollado las mamas o el vello púbico, o si a los 14 años no ha existido menstruación y tampoco se han desarrollado otros caracteres sexuales secundarios. Afecta tan solo al 0,1% de las mujeres y el 60% de los casos se produce por anomalías genéticas.
La amenorrea secundaria tiene lugar cuando la mujer, tras haber tenido menstruaciones, deja de tenerlas durante un periodo de más de 6 meses. Las causas son diversas y las más comunes son la pérdida de peso, el estrés, el exceso de ejercicio físico, el síndrome de los ovarios poliquísticos o el fallo ovárico prematuro. Este último es conocido también como menopausia precoz, la cual puede ser hereditaria o provocada por una intervención quirúrgica o por tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia. Afecta al 0,7% de la mujeres.
Si la causa que origina la amenorrea secundaria es cualquiera de los problemas mencionados -es decir, el estrés, las deficiencias alimentarias o la actividad física excesiva-, lo lógico será actuar sobre estos hábitos insalubres o trastornos para modificarlos.
De las deficiencias alimentarias, la más frecuente y peligrosa es la anorexia nerviosa, muy frecuente en adolescentes ante el temor a subir de peso. En estos casos, se deben corregir los hábitos alimenticios y la actividad física excesiva. También hay que consultar con el ginecólogo y, a veces, con el psicoterapeuta.
La hipermenorrea, llamada también menorragia, es una alteración en la cantidad de sangre durante el periodo menstrual.
Si las reglas son mucho más abundantes o duraderas de lo normal se denominan menorragias y si las hemorragias se producen fuera de la menstruación se denominan metrorragias.
Cuando hablamos de hipermenorreas nos referimos a las reglas de cantidad excesiva (con más de 6 compresas empapadas durante el día), de duración excesiva (de más de 8 días) o demasiado frecuentes (menos de 21 días) en cuanto al intervalo entre regla y regla.
Estas alteraciones se producen sobre todo en las adolescentes y en la perimenopausia. La adolescencia es una etapa proclive a las irregularidades menstruales y, precisamente durante esta época, entre el 60 y el 85% de los ciclos no son ovulatorios, señalan los profesionales de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional.
Cuando el sangrado no es significativo, se podrá aplicar un tratamiento con hierro y medicación no hormonal, como son los antifibrinolíticos, además de realizar un seguimiento para controlar la evolución del trastorno. Si el sangrado es severo y la anemia evidente, probablemente sea necesaria la aplicación de un tratamiento hormonal con progesterona solo o con estrógenos y progesterona.
En los casos más extremos, puede plantearse la necesidad de ingresar a la paciente en el hospital para realizar una transfusión. O incluso un legrado con el fin de detener la hemorragia lo antes posible.
La dismenorrea se define como dolores intensos durante la menstruación. Las causas son muy diversas, desde malformaciones congénitas a procesos tumorales. La más frecuente es la endometriosis, que es una afección benigna del aparato genital.
Por ello, siempre que exista una dismenorrea intensa es imprescindible acudir al ginecólogo para realizar un estudio completo y poner el tratamiento más efectivo en cada caso.
También existe la dismenorrea esencial sin causa aparente. Esta se trata habitualmente con analgésicos, siendo los más utilizados y eficaces los antiinflamatorios no esteroideos.