Gonzalo y su pareja llevan saliendo un año y medio, pero al vivir en el extranjero no ha conocido a su familia política hasta estas Navidades. La presentación no ha sido como él esperaba. “Creo que a mis suegros no les caigo bien. Me han hecho algún comentario en plan de broma, pero riéndose de mi trabajo y de mi clase social. Mi suegro es médico y mi suegra profesora de universidad y mi novia me había avisado de que eran un poco elitistas en ese sentido, pero no me imaginé que fuesen a despreciarme por eso. Tengo el apoyo total de mi novia que en todo momento me ha escuchado y me ha dado la razón, y también les ha parado los pies a sus padres. El problema es que no sé qué hacer para caerles bien porque no quiero que haya movidas y que eso se cargue mi relación de pareja”, comparte con Yasss el joven de 27 años.
Su testimonio refleja un problema muy habitual y es que por un motivo o por otro, la relación con los suegros puede ser complicada.
El primer paso es analizar la situación de una forma objetiva, al menos todo lo que puedas. En otras palabras, tienes que hacer autocrítica para averiguar si el problema es tuyo o de tus suegros.
En esta fase es recomendable hablar con la pareja, algo que a veces evitamos porque nos da vergüenza, porque no queremos poner a la otra persona en un compromiso, por miedo a que se enfade o porque pensamos que la tensión no es real, que solo está en nuestra imaginación. Tu pareja y tú sois un equipo y aunque sean sus padres quienes te están causando tanto estrés, también tiene derecho a saber qué te pasa. Las mentiras matan más relaciones que las verdades incómodas.
Tu pareja puede ayudarte a entender qué está pasando averiguando si en realidad has hecho algo que ha molestado a sus padres, o si es cosa de ellos.
Algunos de los motivos más frecuentes por los que surge la mala relación con los suegros son las diferencias ideológicas o de política, que tengáis un estilo de vida muy diferente, que tú y tu pareja hayáis sufrido algún problema en el pasado (y aunque tu pareja lo ha sabido superar, ellos no) o que haya una dinámica de sobreprotección (creen que no eres suficiente para su hijo porque le ven como un ser perfecto).
Si el conflicto surge de ti, párate a pensar si es justo. Quizá has hecho un comentario fuera de lugar o realmente estás comportándote de una forma cuestionable con tu pareja. Por ejemplo, cada vez que van a veros a casa se dan cuenta de que tu pareja cocina, recoge y friega, pero tú no haces absolutamente nada. En este caso, el mejor consejo es cuidar a tu pareja para mejorar la relación con sus padres.
Pero… ¿Y si son sobreprotectores? ¿O me odian porque son clasistas? ¿O simplemente no quieren conocerme? ¿O creen que yo causo el conflicto pero en realidad son ellos? En ese caso, lo mejor que puedes hacer es:
Si aun así el conflicto persiste, tienes dos opciones: pedir a tu pareja que actúe como mediadora entre ambas partes, pues al final es quien tiene confianza y puede pararle los pies, o bien asumir que a tus suegros no les caes bien y que tendrán que aceptarte tarde o temprano.