En una relación de pareja hay un aspecto clave: la comunicación emocional. Necesitamos compartir con el otro lo que sentimos y escuchar las emociones de nuestra pareja o, de lo contrario, amar sería como caminar a ciegas. Pero, ¿qué pasa cuando esta comunicación emocional empieza a desvanecerse porque notas a tu pareja más distante o fría?
Se trata de una situación bastante habitual. Todo fluía, pero poco a poco empiezas a notar que tu pareja no te presta tanta atención, que no quiere pasar tiempo de calidad juntos o que no disfruta del todo cuando hacéis un plan. Es como si se hubiera perdido la complicidad o ya no te amase igual que antes.
En este momento, la comunicación emocional es todavía más importante. El problema es que la relación está tan fría, que te da miedo mostrar tus emociones, tus inseguridades y tu vulnerabilidad. Poco a poco, la tensión aumenta y muchas parejas acaban rompiendo. ¿Es posible evitar una ruptura? Sí, pero es necesario ser autocríticos y asertivos.
Antes de culpar a tu pareja o machacarte a ti por este distanciamiento, párate a pensar qué ha cambiado en las últimas semanas o meses para que estéis en este punto.
Estos son solo algunos ejemplos. La causa del distanciamiento dependerá de tu pareja y de la relación que ambos tenéis.
Si has notado a tu pareja distante, quizá has realizado lo siguiente: le preguntas qué le pasa, te dice que nada, decides creerle, pero notas que le pasa algo, le vuelves a preguntar, te vuelve a decir que nada, y este círculo vicioso sigue produciéndose una y otra vez. Por mucho que cueste asumirlo, ahora mismo no sirve de nada perseguir a tu pareja para que te haga caso. Lo mejor que puedes hacer es poner nombre a tus emociones, comunicárselas a tu pareja con asertividad y, si nada cambia, tomar una decisión.
En primer lugar, ¿qué significa “poner nombre a tus emociones”? Pararte a pensar qué es lo que sientes a raíz de esta situación. Es decir, las emociones que surgen por el distanciamiento: tristeza, vacío, decepción, ansiedad, frustración, enfado… Sea cuales sean, tienes derecho a sentirlas.
¿Qué significa “comunicar las emociones con asertividad”? Pues algo tan “sencillo” como poner tus necesidades y las de tu pareja al mismo nivel. Es decir, no callarte lo que sientes por miedo a molestar, ni tampoco forzar a tu pareja a sentir lo mismo que tú. Si te enfada toda esta situación, puedes y debes decirlo. Después, tu pareja tiene que decidir qué hacer con ese enfado (o con cualquier otra emoción que le hayas comunicado).
Ahora viene el momento decisivo. Tu pareja puede entender tus emociones y decirte que va a esforzarse por cambiar. Si esto ocurre, genial. Pero… Tu pareja puede entenderte, pero negarse a cambiar porque cree que no está actuando de forma distante. También puede no entenderte, llamarte exagerado o exagerada, y negarse a cambiar.
¿Qué significa “tomar una decisión”? Si tu pareja no quiere o no puede cambiar, tienes que decidir si tú puedes ser feliz en una relación así (ojo, hay personas que pueden).
Las promesas del futuro dan igual, lo que importa son las conductas, es decir, lo que tu pareja hace en el día a día. ¿Para ti eso es suficiente? Si la respuesta es no, quizá necesitáis un tiempo separados o romper definitivamente. Recuerda: no tienes que conformarte con una relación que no te hace del todo feliz.